El melanoma es un cáncer que se origina en cierto tipo de células en la piel, los melanocitos (células de la epidermis que se ocupan de la pigmentación de la piel.
Si hablamos de la piel normal
La piel es el órgano más grande del cuerpo a cargo de muchas funciones diferentes, tal como:
- Recubre los órganos internos y ayuda a protegerlos de lesiones.
- Sirve de barrera a los gérmenes, como las bacterias.
- Evita la pérdida excesiva de agua y de otros líquidos.
- Ayuda a controlar la temperatura corporal.
- Protege el resto del cuerpo de los rayos ultravioleta (UV).
- Ayuda al cuerpo a producir vitamina D.
La piel tiene tres capas: la epidermis, la dermis y la hipodermis:
Epidermis: esta capa superior de la piel es muy delgada, su espesor promedio es de sólo alrededor de 1/100 de pulgada. Protege las capas más profundas de la piel y los órganos del cuerpo contra el medio ambiente.
Los principales tipos de células en la epidermis incluyen:
- Células escamosas: estas son células planas en la parte externa de la epidermis que se desprenden constantemente a medida que las nuevas células se forman.
- Células basales: estas células están en la parte inferior de la epidermis, llamada capa de células basales. Estas células se dividen constantemente para reemplazar las células escamosas que se desprenden de la superficie de la piel. A medida que estas células se desplazan hacia la epidermis se vuelven más planas, y con el tiempo se convierten en células escamosas.
- Melanocitos: estas son las células que se pueden convertir en melanoma. Producen el pigmento marrón llamado melanina, lo que hace que la piel tenga un color moreno o bronceado para proteger las capas más profundas de la piel contra algunos efectos nocivos del sol. Para la mayoría de las personas, cuando la piel se expone al sol, los melanocitos producen más pigmento, causando que la piel se torne bronceada o más oscura.
La epidermis está separada de las capas más profundas de la piel por la membrana basal. Cuando un cáncer de piel se vuelve más avanzado, por lo general atraviesa esta barrera y las capas más profundas.
Dermis: esta capa media de la piel es más gruesa que la epidermis. Esta capa contiene folículos pilosos, glándulas sudoríparas, vasos sanguíneos y nervios que se mantienen en su sitio gracias a una proteína llamada colágeno, la cual imparte elasticidad y fuerza a la piel.
Hipodermis: la capa más profunda de la piel (la hipodermis) y la parte inferior de la dermis forman una red de colágeno y células adiposas. La hipodermis ayuda al cuerpo a conservar el calor y posee un efecto de amortiguación de choque que ayuda a proteger a los órganos del cuerpo para que no se lesionen.
Tumores benignos de la piel: muchos tipos de tumores benignos (no cancerosos) se pueden originar de los diferentes tipos de células de la piel.
Tumores benignos que se originan en los melanocitos
Lunar (nevo) es un tumor benigno de la piel que se origina a partir de los melanocitos. La mayoría de las personas tienen lunares. No obstante, casi todos los lunares no son perjudiciales, aunque tener algunos tipos puede aumentar su riesgo de melanoma.
- Queratosis seborreicas: manchas con relieve, de color marrón, café o negro con una textura “cerosa”.
- Hemangiomas: crecimientos benignos de los vasos sanguíneos, a menudo llamados manchas de fresa
- Lipomas: crecimientos blandos compuestos de células adiposas.
- Verrugas: crecimientos de superficie áspera causados por algunos tipos del virus del papiloma humano (VPH).
La mayoría de estos tumores rara vez, si acaso, se vuelven cáncer. Existes muchas otras clases de tumores benignos de la piel, aunque la mayoría no es muy común.
Cánceres de piel tipo melanoma
El melanoma es un cáncer que se origina en los melanocitos. Entre otros nombres de este tipo de cáncer se encuentran los de melanoma maligno y melanoma cutáneo. La mayoría de las células del melanoma continúan produciendo melanina de modo que los tumores tipo melanoma usualmente son de color café o negro. Sin embargo, algunos melanomas no producen melanina y pueden lucir color rosado, café o incluso blanco.
Los melanomas pueden ocurrir en cualquier parte de la piel, pero son más propensos a comenzar en el tronco (pecho y espalda) de los hombres y en las piernas de las mujeres. El cuello y el rostro son otros sitios comunes.
Tener una piel con pigmentación oscura disminuye su riesgo de melanoma en estos lugares más comunes, aunque cualquier persona puede desarrollar este tipo de cáncer en las palmas de las manos, las plantas de los pies y debajo de las uñas. Los melanomas en estas áreas representan más de la mitad de todos los melanomas en los estadounidenses de raza negra, pero menos de 1 en 10 melanomas en los de raza blanca.
También los melanomas pueden formarse en otras partes del cuerpo como los ojos, la boca, los genitales y el área anal, pero son mucho menos comunes que los melanomas de la piel.
El melanoma es mucho menos común que el cáncer de piel de células basales o de células escamosas, pero es mucho más peligroso.
Al igual que el cáncer de células basales y de células escamosas, el melanoma es casi siempre curable en sus etapas iniciales. Sin embargo, el melanoma tiene muchas más probabilidades de propagarse a otras partes del cuerpo, si no se detecta temprano, en comparación con el cáncer de células basales o escamosas.
Otros tipos de cáncer de piel
Los cánceres de piel que no son de tipo melanoma algunas veces son agrupados como cánceres de piel de tipo no melanoma debido a que se desarrollan a partir de las células de la piel que no son melanocitos. Éstos suelen comportarse de una manera muy diferente a los melanomas y a menudo son tratados con métodos diferentes.
Cáncer de piel de células basales y cáncer de piel de células escamosas
La mayoría de los cánceres de piel no melanomas son cánceres de células basales o cánceres de células escamosas. Éstos son por un gran margen los cánceres más comunes de piel, y son evidentemente más comunes que cualquier otra forma de cáncer. Debido a que muy raras veces este cáncer se propaga (hace metástasis) a otras partes del cuerpo, los cánceres de piel de células basales y de las células escamosas son usualmente de menos preocupación y se tratan de forma diferente que el melanoma.
Cánceres de piel menos comunes (menos del 1%)
Otros cánceres de piel de tipo no melanoma son mucho menos comunes que los cánceres de células basales y escamosas y se tratan de maneras diferentes. Éstos incluyen:
- Carcinoma de células de Merkel
- Sarcoma de Kaposi
- Linfoma cutáneo (piel)
- Los tumores de los anexos de la piel (tumores que se originan en los folículos pilosos o en las glándulas de la piel).
- Otros tipos de sarcomas.
¿Cuáles son los factores de riesgo del cáncer de piel tipo melanoma?
Exposición a la luz ultravioleta (UV)
La exposición a los rayos ultravioleta (UV) es un factor de riesgo principal para la mayoría de los melanomas. La luz solar es la fuente principal de la radiación ultravioleta. Las lámparas solares y las camas bronceadoras también son fuentes de radiación ultravioleta.
Aunque los rayos UV representan sólo una pequeña porción de los rayos del sol, son los principales causantes de daño solar en la piel. Los rayos UV dañan el ADN de las células de la piel. Los cánceres de piel comienzan cuando este daño afecta el ADN de los genes que controlan el crecimiento de las células de la piel.
La naturaleza de la exposición a la luz ultravioleta podría desempeñar un papel en el desarrollo del melanoma. Por ejemplo, el melanoma en el tronco (pecho y espalda) y las piernas ha sido vinculado a las quemaduras de sol frecuentes (especialmente en la niñez). Esto también podría tener algo que ver con el hecho de que estas áreas no están constantemente expuestas a la luz UV. Algunos expertos creen que los melanomas que se originan en estas áreas son diferentes a aquellos en el rostro, el cuello y los brazos, donde la exposición al sol es más constante. Asimismo, cualquiera de estos melanomas es diferente a los que se originan en las palmas de las manos, las plantas de los pies, debajo de las uñas o en las superficies internas, como lo son la boca y la vagina, a donde ha habido poca o ninguna exposición solar.
Lunares
Un lunar (también conocido como nevus o nevo) es un tumor pigmentado benigno (no canceroso). Por lo general, los lunares no están presentes en los bebés al momento de nacer, sino que empiezan a aparecer en la infancia y cuando las personas llegan a ser adultos jóvenes. La mayoría de los lunares nunca causará ningún problema, aunque una persona que tiene muchos lunares es más propensa a padecer melanoma.
Lunares atípicos (nevos displásicos): estos lunares se parecen ligeramente a los lunares normales, pero también tienen algunas características del melanoma. Éstos suelen ser más grandes que otros lunares, y presentan una forma o color anormal Para obtener descripciones del aspecto de los lunares y los melanomas, lea la sección “Signos y síntomas del cáncer de piel tipo melanoma”. Los lunares pueden aparecer en la piel expuesta a la luz solar, así como en la piel que por lo general está cubierta, tal como en los glúteos o el cuero cabelludo.
Con frecuencia, los nevos displásicos son hereditarios. Un pequeño número de lunares displásicos puede convertirse en melanomas. Sin embargo, la mayoría de los lunares displásicos nunca se vuelven cancerosos, y muchos melanomas parecen originarse sin un lunar displásico pre-existente.
Síndrome de nevus displásicos (también conocido como síndrome del melanoma de nevo múltiple atípico familiar, o FAMMM): Las personas con esta afección hereditaria tienen muchos nevos displásicos y al menos un pariente cercano que ha tenido melanoma.
Las personas con esta afección tienen un riesgo muy alto de por vida de desarrollar un melanoma, por lo que necesitan exámenes muy minuciosos y regulares de la piel por un dermatólogo (un médico especialista en problemas de la piel). En algunos casos, se toman fotografías de cuerpo entero que ayudan al médico a reconocer si los lunares están cambiando y creciendo. Muchos médicos recomiendan que también se debe enseñar a los pacientes a practicar cada mes autoexámenes de la piel.
Nevos melanocíticos congénitos: los lunares que están presentes en el momento de nacer se llaman nevos melanocíticos congénitos. El riesgo de que un melanoma se desarrolle en nevos melanocíticos congénitos en el transcurso de la vida se estima en alrededor de 0 a 10%, dependiendo del tamaño del nevo. Las personas con nevos congénitos muy grandes tienen un mayor riesgo, mientras que este riesgo es menor para las que tienen nevos pequeños. Por ejemplo, el riesgo de melanoma en nevos congénitos más pequeños que la palma de su mano es muy bajo, mientras que los que cubren porciones más grandes de la espalda y los glúteos (“nevo en calzón de baño”) tienen riesgos significativamente más elevados.
Los nevos congénitos a veces son extirpados quirúrgicamente para que no tengan la oportunidad de convertirse en cáncer. La recomendación del médico de extirpar o no un nevo congénito depende de varios factores que incluyen tamaño, ubicación y color del nevo. Muchos médicos recomiendan que los nevos congénitos que no son extirpados deben ser examinados regularmente por un dermatólogo y se debe enseñar al paciente a cómo practicar autoexámenes mensuales de la piel.
De nuevo, la probabilidad de que un lunar en particular se convierta en cáncer es muy baja. No obstante, cualquier persona con muchos lunares irregulares o que tenga lunares grandes tiene un mayor riesgo de desarrollar melanoma.
Piel muy blanca, pecas y cabello claro
El riesgo de padecer melanoma es mucho mayor en las personas de raza blanca que en las personas de raza negra. Las personas de raza blanca con cabello rubio o pelirrojo que tienen ojos azules o verdes, o de piel muy blanca, que se queman o se llenan de pecas con facilidad, están bajo un mayor riesgo.
Antecedente familiar de melanoma
Su riesgo de padecer un melanoma es mayor si uno o varios de sus familiares de primer grado (madre, padre, hermano/a, hijo/a) han tenido melanoma. Aproximadamente 10% de todas las personas con melanoma tienen antecedentes familiares de esta enfermedad.
- Exámenes de la piel por un dermatólogo periódicamente.
- Examen minucioso de su piel una vez al mes.
- Ser particularmente cuidadoso en cuanto a la protección solar y evitar los rayos ultravioleta artificiales (tal como los rayos que provienen de las cabinas bronceadoras).
Antecedente personal de melanoma u otros cánceres de piel
Una persona que ha padecido melanoma tiene un mayor riesgo de padecer melanoma nuevamente. Alrededor del 5% de las personas con melanoma padecerán un segundo melanoma en algún momento de sus vidas. Las personas que han tenido cáncer de piel de células basales o escamosas también están en mayor riesgo de padecer melanoma.
Sistema inmunológico debilitado
El sistema inmunológico de una persona ayuda a combatir los cánceres de piel y de otros órganos. Las personas cuyos sistemas inmunológicos se han debilitado (debido a ciertas enfermedades o tratamientos médicos) tienen más probabilidades de padecer muchos tipos de cáncer de piel, incluyendo melanoma.
Por ejemplo, a las personas que reciben un trasplante de órgano usualmente se les administran medicamentos que debilitan su sistema inmunológico, a fin de ayudar a prevenir que rechace el nuevo órgano. Esto aumenta su riesgo de padecer melanoma.
Las personas infectadas con
VIH, el virus que causa el SIDA, a menudo tienen sistemas inmunológicos debilitados y también están en mayor riesgo de padecer melanoma.
Una edad avanzada
El melanoma es más probable que se presente en personas de más edad, aunque también se detecta en personas más jóvenes. De hecho, el melanoma es uno de los cánceres más comunes en las personas que tienen menos de 30 años de edad (especialmente en mujeres jóvenes). El melanoma que tiende a darse entre las personas de una misma familia puede presentarse a una edad más temprana.
Sexo masculino
En los Estados Unidos, los hombres tienen una tasa mayor de melanoma que las mujeres, aunque esto varía según la edad. Antes de los 45 años, el riesgo es mayor para las mujeres; después de los 45, el riesgo es mayor para los hombres.
Xeroderma pigmentoso
El xeroderma pigmentoso (XP) es un padecimiento hereditario que afecta la capacidad de las células de la piel de reparar el daño causado a su ADN. Las personas con XP tienen un alto riesgo de melanoma y otros cánceres de piel cuando son jóvenes, especialmente en áreas de la piel que han sido expuestas al sol.
Prevención y detección precoz:
· Usar Protectores solares acordes a la pigmentación de la piel
· Control periódico con dermatología.
· Reducción o eliminación del consumo de tabaco.
· No exposición solar directa en horarios prohibidos.
· Tener en cuenta a familiares que han padecido la enfermedad.
Tratamiento:
El tratamiento de elección es el quirúrgico, en donde también se deben evaluar los márgenes y eventualmente los ganglios centinelas (estaciones linfáticas regionales que pueden estar siendo afectadas). En caso de haber enfermedad a distancia se pueden evaluar algún tipo de mutaciones genéticas para determinar el tratamiento a adoptar.
“El melanoma es un tumor que detectado a tiempo es altamente curable, por tanto sugiero desde este lugar consultar periódicamente al dermatólogo”