Una resonancia no es solo un estudio médico, es un momento cargado de significado. Para los pacientes oncológicos, en particular, puede representar un antes y un después: evaluar un tratamiento, medir la evolución de la enfermedad o incluso confirmar una remisión.
Este peso emocional, sumado a la experiencia física del estudio, puede generar una mezcla de ansiedad, temor y claustrofobia.
¿Por qué es tan importante la resonancia magnética en oncología?
La RMN es una herramienta que nos permite observar en detalle tejidos, órganos y estructuras internas sin utilizar radiación.
En el contexto oncológico, sirve para:
- Detectar tumores de manera temprana.
- Evaluar la extensión de una lesión.
- Planificar cirugías o tratamientos como la radioterapia.
- Monitorear la respuesta a los tratamientos en curso.
A pesar de su importancia, el procedimiento en sí puede resultar abrumador. Estar en un espacio cerrado, el ruido constante de la máquina y la inmovilidad requerida pueden despertar sensaciones intensas.
Para quienes ya están lidiando con un diagnóstico complejo, esto puede añadir una carga emocional adicional.
Algunos consejos para afrontarlo:
- Hablá con tu médico o técnico: Hacé las preguntas que necesites.
Si sentis ansiedad o tenés claustrofobia, hablalo antes del estudio. Hay estrategias que el equipo puede implementar, como usar resonancias abiertas o administrarte un sedante suave si es necesario.
- Preguntá el tiempo estimado: Saber cuánto dura el estudio te ayudará a gestionar tus expectativas y a dividir mentalmente el tiempo en pequeños bloques manejables.
- Practicá ejercicios de respiración: Practicar respiraciones profundas, meditar antes del estudio o incluso usar técnicas de visualización (imaginar un lugar seguro y tranquilo) pueden marcar la diferencia.
- Buscá apoyo: Tener a un familiar o amigo que te acompañe hasta el lugar puede brindarte calma y contención.
- Concentrate en el objetivo:Este estudio aporta información clave para que tu equipo médico tome las mejores decisiones.