Cada 8 de mayo visibilizamos la importancia de la detección temprana y el tratamiento oportuno del cáncer de ovario, una enfermedad que representa uno de los mayores desafíos en oncología ginecológica.
¿Qué es el cáncer de ovario?
Es el crecimiento anormal de células en los ovarios, que puede diseminarse a otras partes del cuerpo si no se detecta a tiempo. Existen diferentes tipos, siendo el carcinoma seroso de alto grado el más frecuente.
¿Por qué es un “cáncer silencioso”?
En etapas tempranas, sus síntomas son vagos y suelen confundirse con molestias digestivas comunes. Esto retrasa el diagnóstico y explica en parte su alta tasa de mortalidad.

Síntomas a los que debemos prestar atención:
- Distensión o hinchazón abdominal persistente
- Dolor o molestia pélvica
- Cambios en el hábito intestinal o urinario
- Sensación de plenitud al comer pequeñas cantidades
- Fatiga inexplicada
Factores de riesgo conocidos:
- Edad avanzada (mayores de 50 años)
- Historia familiar de cáncer de ovario, mama o colorrectal
- Mutaciones genéticas (BRCA1 y BRCA2)
- Endometriosis
- No haber tenido embarazos
Actualmente, no existe un estudio de tamizaje efectivo para población general. El diagnóstico suele realizarse mediante combinación de estudios por imágenes (ecografía transvaginal, tomografía) y marcadores tumorales como el CA-125.
Reconocer los síntomas persistentes y consultar al profesional de salud puede hacer una gran diferencia en el pronóstico.
La detección temprana mejora significativamente las posibilidades de tratamiento efectivo.