El cáncer no solo afecta al cuerpo.
También pone en cuestión la continuidad de la vida, los proyectos, los vínculos y la idea de futuro.

El pensamiento de la muerte puede aparecer de forma silenciosa, inesperada o constante.

Y lejos de ser una señal de debilidad, es una reacción humana ante la vulnerabilidad.

El miedo puede expresarse de muchas maneras:

  • Preocupación intensa por los controles.

  • Dificultad para dormir antes de los estudios.
  • Necesidad de tener todo “bajo control”.
  • Ansiedad frente a síntomas menores.

Nombrarlo es el primer paso para no dejar que crezca en silencio.

En la consulta oncológica, hablar del miedo a morir no significa perder la esperanza.
 Significa reconocer lo que duele para poder acompañarlo.
 Cuando el miedo se escucha y se pone en palabras, deja de gobernar desde las sombras.

La psicología oncológica no busca eliminar el miedo, sino ayudar a integrarlo, darle un lugar y transformarlo en parte del proceso vital.
 Porque hablar de la muerte también es reafirmar el deseo de vivir con sentido, incluso en medio de la incertidumbre.

💬 Si este miedo te atraviesa o si te cuesta ponerle palabras, buscá acompañamiento profesional.
 No estás solo en esto.
 A veces, lo que más calma da no es la certeza, sino la posibilidad de ser escuchado.