Los cambios físicos que ocurren durante el tratamiento oncológico, como la pérdida de cabello, alteraciones en el peso o la apariencia de la piel, pueden afectar profundamente la imagen corporal y la autoestima. Sin embargo, aunque es natural sentir angustia al ver un cambio en la apariencia, es importante recordar que el valor de una persona va mucho más allá de lo físico. Aquí te comparto algunas estrategias concretas para afrontar estos cambios y cuidar tu autoestima:

Aceptar los cambios gradualmente

Es normal sentir una variedad de emociones al ver cómo tu cuerpo cambia durante el tratamiento. La aceptación no se logra de inmediato, pero puedes empezar a permitirte sentir lo que necesites. Hablar de tus emociones con alguien de confianza o un terapeuta especializado puede ser muy útil para procesar lo que estás viviendo. Recuerda: tu cuerpo está luchando y eso también es una victoria.

Personaliza tu estilo

Cuando el tratamiento afecta tu apariencia, como la caída del cabello, puede ser útil adaptarte a nuevas formas de expresar tu estilo.

Usa pelucas, pañuelos o turbantes si el cambio en tu cabello te resulta difícil. Experimenta con diferentes estilos hasta que encuentres lo que te haga sentir más cómoda.

Vístete de manera que te haga sentir bien. Elige ropa que te haga sentir poderosa, cómoda y segura, incluso si lo que más necesitas es comodidad.

Haz pequeños cambios de estilo que te hagan sentirte tú misma. A veces, un pequeño detalle como un accesorio o un maquillaje suave puede mejorar cómo te ves y cómo te sientes.

Redefine lo que significa “belleza”

Recuerda que la belleza no está solo en la apariencia externa. Con el tiempo, podrás redefinir tu concepto de belleza y enfocarte más en lo que te hace sentir completa, como tus logros, tu resiliencia y la fuerza con la que enfrentas cada día. Practica la gratitud por tu cuerpo y por todo lo que ha hecho para cuidarte durante este proceso.

Crea un espacio de autocuidado

El autocuidado no solo es sobre lo físico, sino también sobre lo emocional. Aquí algunas ideas para cuidar de ti:

  • Haz actividades que te relajen: Ya sea leer, escuchar música, hacer yoga o simplemente tomar un baño relajante, destina tiempo cada día para ti.
  • Medita o practica mindfulness: Ayuda a reducir el estrés y a conectarte con tu cuerpo de una manera tranquila y amorosa.
  • Haz ejercicio si es posible: Un poco de movimiento diario, como caminar o estiramientos suaves, puede ayudarte a mejorar tu ánimo, aumentar la energía y sentirte mejor contigo misma.
Busca apoyo emocional

Es esencial contar con una red de apoyo que entienda lo que estás viviendo. Ya sea familia, amigos o grupos de apoyo, tener a alguien con quien hablar sobre cómo te sientes es clave. También, si lo consideras necesario, buscar el acompañamiento de un psicólogo o un terapeuta especializado en oncología puede ser muy beneficioso.

Celebra tus logros

A medida que transcurre el tratamiento, celebra las pequeñas victorias, como terminar una sesión de quimioterapia, mantener tu rutina o hacer algo que disfrutes. Estas pequeñas celebraciones no solo mejoran la autoestima, sino que también te recuerdan que el tratamiento es una etapa hacia la sanación..

Mantén la comunicación abierta con tu equipo médico

Tu equipo de salud está ahí para apoyarte, no solo en lo físico, sino también en lo emocional. Pregunta sobre los efectos secundarios del tratamiento y cómo manejarlos. En algunos casos, incluso se pueden sugerir tratamientos específicos, como el uso de productos para la piel o asesoramiento para manejar los cambios en la imagen corporal.

Recuerda que los cambios son temporales

Aunque los cambios físicos pueden ser difíciles de enfrentar, es importante recordar que muchos de ellos son temporales. El tratamiento es una fase en tu vida y, con el tiempo, podrás recuperar tu bienestar. Ten paciencia contigo misma y acepta que este proceso puede ser un viaje emocional y físico.