Imaginar hace que suceda, fue lo que me dijo el flaco Spinetta por aquella madrugada de Julio de 1985 cuando lo conocí en Oliverio….

Mi nombre es Marcelo Dittler, tengo casi 52 años, separado con dos hijos hermosos, Ailen y Bauti que son el motor que me encienden cada día. Comerciante y Runner por elección y felicidad y además paciente oncológico.

Si tengo que llevar mi historia a un comienzo, comenzaría en marzo de 2011 cuando jugando un partido de futbol me corto el tendón de Aquiles. Luego de 9 meses (entre operación y kinesiología) y un sobrepeso de 110 kilos por medio de un amigo que me regalo la vida Dani Torres (runner) conozco a Gonzalo Villegas, profesor de educación física personal y hoy mi entrenador y sobre todo un amigo.

Entro a su grupo de entrenamiento Villteam. Luego de cuatro meses y mis 110 kilos a cuesta, corro mi primera carrera (6 km, una posta) en Pinamar, felicidad absoluta.

Luego de dos años de entrenamiento (2014) corro el cruce de los Andes Argentina- Chile, más de 100km y muchos kilos menos…felicidad única.

Me propongo entonces, preparar la carrera que me falta, el Raid Columbia Salta-Jujuy a mas de 4000 metros de altura, pero llega el año 2015 y con el mi enfermedad, me detectan cáncer de colon y sentí que se terminaba todo (mi mama había muerto hace 25 años atrás de lo mismo). Creí que me moría ya, solo pensaba en mis dos hijos, no podía ni quería dejarlos solos, eran muy pequeños aún. Me invadía el miedo y la angustia.

Fue entonces con la ayuda incondicional, de Vero mi ex mujer que fuimos por el (cáncer). En menos de un mes me estaban operando.

Comienza mi tratamiento oncológico y mi cirujano Adrián Mattacheo me recomienda al Doc. Darío. Hoy me doy cuenta porque (genio absoluto tanto profesional como humanamente).

Hoy pasaron dos operaciones y un tratamiento larguísimo, casi cuatro años y pensé que todo había terminado en lo que tenia que ver con correr que es mi pasión, fue cuando mi doc. Dario me dijo que después de exámenes y controles había salido todo bien y que estaba limpio por primera vez después de cuatro años, iba a poder descansar por seis meses de médicos y controles.

No dude un segundo en pedirle permiso a Darío en si podía correr una carrera, la que siempre soñé, la que me faltaba correr, la que creí que jamás iba poder hacer, el Raid Columbia Salta-Jujuy con sus más de 4000 metros de altura. Obvio que me dijo que estaba loco, pero no me lo prohibió, tenia solo un par de meses para prepararla, así que junto a dos amigos, Fabio y Corneta fuimos por ella.

Sabia que no iba a ser fácil pero no imposible. Fueron muchos meses de entrenamiento, pero nada importaba porque estaba intentando lo que siempre quise.

Y llego el día, muchos nervios, muchos miedos, pero mucho amor sobre todo y de todos. Mis dos hijos se transformaron en cada una de mis piernas, mis pulmones y sobre todo de mi cabeza y corazón.

Llego el primer día, la primera etapa, 27 km durísimos pero bellísimos a la vez. Corrimos por el tren de las nubes más de cuatro horas.

Luego al día siguiente llego la segunda etapa, muy dura, casi 25 km todos en altura a casi 3000 metros. Faltaba el aire y piernas, pero me sobraba corazón. La llegada a Pumamarca fue como la soñé, mágica, un cuento. Llegar corriendo con mis dos amigos y todo el pueblo arengando fue soñado y emotivo.

Llego el tercer día y con él la última y tercera etapa. El salar (Salinas grande -Jujuy 4700 mt de altura). Llegamos muy temprano a la largada. Uno de mis amigos, Fernando Corneta, el mas veterano de los tres y mas experimentado nos dio las indicaciones de como hay que correr en la altura. La falta de aire es tremenda y más corriendo, pero bueno allí estaba por largar la ultima partida la cual jamás creí que podría hacerla, pero ahí estaba en la línea de la largada, emociones ambiguas aparecieron y por momentos de apoderaron de mí. Mis hijos, mis viejos ya fallecidos, mi enfermedad, recordé mi primer día que Sali de la clínica luego de mi operación. Había bajado casi 12 kilos, no tenia fuerzas para bajar del cordón de la vereda y subir al auto de Claudio, un amigo que me regalo la vida a los 50 años. Creí que nunca más podría hacer una vida normal y menos correr, pero con la ayuda de muchos, entre ellos Verónica mi ex mujer incondicional 100% con mi enfermedad, mis amigos de la vida ahí estaba , a punto de correr la carrera que tantas veces soñé, fue justo ahí antes del conteo final..5,4,3,2,1… a correrla que le agradecí a Dios por tanto, por permitirme por cuidarme por insistir y por sobre todo por soñar e imaginar que se puede como me dijo aquella vez el flaco Spinetta, VOS IMAGINA PORQUE IMAGINAR HACE QUE SUCEDA…. Y créanme que es así, tal vez fueron mis ganas, mi fuerza o simplemente el amor de hacer lo que uno ama.

Fueron los últimos 10km mas duro de todos los que corrí. Nos faltaba el aire, pero créanme que me sobraba corazón.

Y Corrimos como pudimos, Fabio mi otro amigo que postergo sus ganas de hacer un mejor tiempo para estar a mi lado todo el trayecto 10k. Y llego la meta final, no lo podía creer, lo había hecho una vez más, saque mi bandera en la cual le daba las gracias a mi doc. y agradecía a la vida y a Dios, por tanto, por enseñarme que se puede y que todo esta adentro de uno. Me abrace muy fuerte con mis dos amigos, les agradecí por todo el cariño y llore de felicidad porque los tres lo habíamos logrado.

Hoy cuando la vida nos presenta dificultades lo veo de otra manera. Disfruto de cada día, de cada beso, cada abrazo y en lo que nos llevamos de esta vida que es justamente estos momentos. Por eso señores sueñen, crean e imaginen, porque imaginar hace que suceda…… a parte del flaco Spinetta se los digo yo…. Sucede.

Marcelo Dittler