Está de vuelta. Su casa no ha cambiado pero es distinta. Deja la cartera y se sienta.

El silencio se rompe con las risas y pasos de sus niños, la abrazan y reclaman su atención

  • Ma… tengo hambre
  • . tenés que ver mi tarea!

Se levanta los atiende y vuelve a sus tiempos. Envía los niños a la escuela.

Rápidamente busca sus libros, las carpetas, su cartuchera y la cartera. Sale,  va a cerrar la puerta y se vuelve. Había olvidado las llaves.

Los minutos corren y debe llegar a horario sino debe escuchar la arenga victoriana de la Directora que enseña con el ejemplo ruin de la incomprensión.

Recuerda que tiene que pagar una boletas, vuelve a entrar y las busca.

  • Siempre lo mismo, dejo todo para el último.
  • Soy un desastre.

Dice en voz alta, total solo ella se escucha.

Por fin, pone en marcha el auto y sale a trabajar.

Todo es agónicamente igual. Y la desespera. Su angustia se anuda en el pecho, se le humedecen los ojos sin querer pero hay que seguir.

Llega al Colegio, estaciona como puede, está preocupada y se le nota. Sus ojos no son los mismos, sus maneras son otras y su nerviosismo está en otro lado.

Entra y sus compañeras registran lo que está pasando.

  • Nena qué te pasa… estás rara.
  • No me viste… si te saludé!
  • Necesitas una mano o un hombro ¡Avisá!

No contesta, solo esboza una sonrisa y en la prisa oculta la respuesta. Se marcha, tal vez en el contacto con los niños olvide lo que le está pasando.

Pasa la tarde como si nada. Vuelve a su casa.

  • Hola, cómo te fue?
  • Los chicos están en la casa de Huguito, enseguida vienen. Tengo que irme, los muchachos me esperan.

No hubo tiempo de nada.

Apesadumbrada, se sienta. Se queda con la mirada fija en la nada.

De pronto se levanta. Se arregla, se pone hermosa, va a buscar a sus hijos.

  • Vamos los invito al cine.
  • No importa después hacemos la tarea. Quieren que vayamos por hamburguesas?

Tomó la decisión de vivir y disfrutar cada segundo procurando ser feliz. No quiere tristezas, solo quiere llevarse los mejores momentos de su vida.

En su lista escribe:

Llamar Mariana (su gran amiga)

Salir a bailar, o al teatro; a comer

Hablar con su marido

No derrocharé estos momentos. Voy a vivir antes de irme. Abraza a sus hijos y él no está. ¿Estuvo alguna vez?

Abre la cartera saca un sobre del laboratorio, lo lee, tiembla, llora. No hace falta traducción alguna. El vocabulario es claro: Diagnóstico: cáncer ductual mama izquierda.