Puedo decir que solo fue un día cualquiera de diciembre porque no recuerdo bien la fecha, si recuerdo el año era 2013 y  que hacía mucho calor, fui a darme una ducha y  sentí como una dureza en mi mama izquierda, al mismo tiempo que el agua fresca corría por mi cuerpo, un calor inmenso me brotaba desde el centro de mi organismo no podía distinguir si venia del estómago, del corazón o de la cabeza ,lo que si estoy segura que fue sacudón  que me lleno de miedo, dudas y hasta parecía que me faltaba la respiración.

Quería olvidar y pensar que solo lo imagine, quería dormirme y deseaba que al despertar haya sido un sueño, pero al otro día al tocarme esa dureza seguía ahí. Pensé todo un día como se lo diría a mi esposo a mis hijos a mi mamá, al final solo se lo dije a mi esposo. Al día siguiente fui a la salita de mi barrio, saque turno con el ginecólogo , con el cual me controlaba periódicamente, una vez al año me mandaba a hacer pap y colposcopia, ese día al comentarle mi problema me revisa y me dice que no es nada.. , que lo que se palpaba era el hueso, y que esto pasa con las mujeres como yo que tenemos poco pecho, sentí un alivio al escuchar su diagnóstico era lo que yo deseaba escuchar, pero cuando llego a la puerta del consultorio, aún no sé qué me impulso  a decirle al médico que me hiciera una orden para hacerme una mamografía ya que yo nunca me había hecho una, él me hizo la orden, pase por la ventanilla de admisión y me dieron un turno para la semana siguiente.

Parecía que los días tenían más de 24 horas, no pasan más yo quería que ya me hagan la mamografía y que cuando se la llevara al ginecólogo me repitiera lo mismo que me había dicho antes. Al fin llego el día del turno, me realizaron la mamografía de reojo miro la pantalla y las técnicas señalaban una mancha blanca, pero ellas hablaban muy bajo, yo les pregunto si veían algo malo, a lo que ellas me contestan que el medico después me va a informar, al salir me dicen que en 20 días pase a buscar la placa para llevársela a mi medico.

Grande fue mi sorpresa cuando a la semana recibo una llamada del CAPS donde me realizaron la mamografía, informándome que los resultados ya estaban, ¡y que me habían conseguido un turno con el mastologo y yo dije por dentro “epa”!  qué servicio!! Pero yo sabía que no era por buen servicio que me llamaban, entonces pregunte … ¿Tengo algo malo verdad?  a lo que el muchacho me responde no. le sacamos el turno con el doctor para que usted no venga hasta acá con el calor que está haciendo (era el mes de enero) y por dentro me dije estoy en “horno”.

El día de la consulta fui con mi esposo, entramos los dos. Me revisa el médico y me dice que efectivamente hay un nódulo, y me dice que puede ser benigno o maligno, y sea lo que sea hay que sacarlo, porque eso no nació conmigo.

Pero antes debía hacerme una punción para realizar una biopsia para saber si era bueno o malo.

En ese año yo estaba cursando el segundo año de la licenciatura en enfermería en la Universidad, el día de la punción tenía que recuperar la materia epidemiologia ,ya que en el parcial me saque un 5 y yo la quería promocionar, ese día corrí para llegar a horario para dar el recuperatorio ,llame a mi compañera para que avise a la profe que llegaba tarde y la profesora me mando a decir que me quede tranquila, porque conocía en parte mi problema, que me tomaba cuando llegue . al final llegue 40 minutos tarde, cuando llegue casi sin respiración porque corrí como nunca, mis compañeros ya entregaban las hojas y se retiraban eso me puso tan nerviosa que la mente la tenía en blanco. Tal es así que la profesora me pregunto si lo quería dar oral, y acepté, yo había estudiado pero mi mente estaba en otro lado respondí muy poco pero igual me fui a final con un 4.

En el final estaba más tranquila, deje todo en manos de Dios, me relaje y me saque un 9.

A los 40 días tenía que ir a buscar los resultados de la biopsia, deje pasar 50 por las dudas y saque turno con el mastologo quien me dice que tengo que ir yo a buscar los resultados a la morgue del hospital.

Fue una sensación tan rara, ese día me acompaño una amiga de la secundaria Carina Ferreira, ella era enfermera ya, y fuimos hasta la morgue y me entregaron los resultados de la biopsia.

A la semana siguiente le llevé los resultados, fui con mi esposo y allí el médico me dijo que las células eran malas, que había un tumor y que se debía hacer una cirugía. ¿Le pregunte es cáncer? El me respondió…sí.

El médico me explica detalladamente lo que me iban a hacer, “si podían sacar el tumor sin dañar la mama lo harían, pero cabía la posibilidad, previa a una tinción que indicara que las células habían tomado toda la mama había que realizar una mastectomía.

Para mi familia fue un golpe tremendo, mis hijos y mi esposo lloraron en silencio cuando recibieron esa noticia. Todavía recuerdo los ojos empañados de mi vieja cuando le conté, pero al mismo tiempo le di fuerzas yo, le expliqué que esto no era como antes que ahora hay tratamientos y que se puede curar.

Creo que esa noche que me confirmaron el diagnóstico fue la única vez que llore Y me jure a mí misma que no iba a llorar más, no digo que no estaba asustada, la palabra cáncer me aterraba, yo nunca pensé que esto me podía pasar a mí y así fue.

Empecé los preparativos para la operación el pre quirúrgicos y la cirugía me la realizaron en el hospital zonal de Florencio Varela

No sentí miedo cuando me interne, me sentía impaciente quería que pase lo más pronto posible

Me extirparon una mama y el ganglio centinela. La cirugía fue exitosa, no sentí ningún dolor.

En ese momento los médicos me hablaron de la reconstrucción, que esto se hacía, etc. pero que debía esperar un año aproximadamente.

El tratamiento era muy largo, debía hacer quimioterapia y radioterapia.

Cabe decir que durante todo el tratamiento falte solo una clase de cada materia de la universidad.

Al principio eran pocas las compañeras que sabían por lo que yo estaba pasando.

A los profesores les avisaba por las dudas surgiera algo imprevisto.

Debo reconocer la solidaridad de cada uno de ellos, pero no puedo dejar de comentar también algo que me dolió mucho … en la universidad decían los profesores que estaban siempre para escuchar a los alumnos y que si teníamos algún problema no abandonemos la carrera que ellos nos iban a apoyar en lo que ellos podían,, hermosas palabras, que me llevaron a creer que eran ciertas y fui a hablar con la coordinadora de la materia que estaba cursando en ese momento, porque el médico me recomendaba no hacer prácticas hospitalarias hasta 15 días después de cada quimioterapia porque quedaba inmunodeprimida y me podía contagiar cualquier enfermedad. Pero cuando le comenté a esta licenciada me dijo

” Señora si usted sabía que iba a pasar por esto, no se debía haber anotado para cursar este cuatrimestre… yo no le puedo dar por aprobado la teoría si no hace las prácticas”.  “Solo faltan 3 prácticas hospitalarias para finalizar el cuatrimestre, le dije y yo no tengo ninguna falta “. Pero ella no lo contemplo. Así que le di las gracias y Salí, ahogada de bronca e impotencia.

Por suerte la instructora que en ese momento tenía en las practicas, bien le conté lo sucedido ella me dio su apoyo y ayuda que las autoridades de la facultad se llenaban la boca con palabras lindas, pero en mi caso no las llevaron a cabo

Me derivaron al Hospital de alta complejidad de la localidad antes mencionada, para seguir el tratamiento con quimioterapia. Lo que más me preocupaba era si la quimioterapia me provocaría la caída del cabello.

El médico me confirma que efectivamente se me va a caer el pelo. No me dolió, ni me hice problemas cuando me extirparon la mama, pero la caída del cabello si me golpeo.

En octubre del 2014 empecé con las quimioterapias, yo había hecho mis practicas hospitalarias en ese sector de ese mismo hospital con pacientes con cáncer, pero jamás, ¡jamás! Me imagine sentada yo en unos de esos sillones recuerdo que al tomarles los signos vitales a los pacientes que tenían cáncer mi corazón se llenaba de tristeza pensando que pasara por la mente de estas personas, para mí la palabra cáncer era sinónimo de muerte y me compadecía de ellos por supuesto sin demostrarlo.

La primera sesión de quimio ingrese al hospital de día de este establecimiento, me acompañan mis 2 hijos y mi esposo, pero solo los dejaron unos minutos y les pidieron que esperaran afuera, me quede sola. Bueno no sola con otros 11 pacientes que se realizarían quimioterapia por cáncer en distintos órganos.

Recuerdo en un momento, aunque me jure que este monstruo no me iba a vencer sentí miedo y unas ganas tremendas de llorar, pero no me podía permitir esa debilidad mi familia estaba a metros de mí y me tenían que seguir viendo fuerte.

Apreté una estampita de una santita que siempre llevo conmigo. Y le pedí a Dios por su intercesión que me abrace. Tal fue la respuesta de mi llamado que cuando me di cuenta estaba charlando con la paciente que tenía al lado, una licenciada en enfermería con la misma patología que yo.

Fue tan importante su experiencia y su fuerza que a mí me ayudo a llevar el tratamiento con un conocimiento previo.

A los 19 días de la primera sesión de quimioterapia, tal como me había dicho un enfermero, se me cayó el pelo.

Cinco días antes llame a mi peluquera, yo tenía el pelo largo y lacio, me llegaba casi a la cintura. Le dije que me corte hasta los hombros y empecé a usar una peluca del mismo largo, así nadie se dio cuenta de lo que me estaba pasando, solo lo sabían algunas compañeras

Así curse todo ese cuatrimestre, con peluca escondiendo mi calvicie, no salía ni a comprar sin ella, en mi casa usaba un pañuelo en la cabeza.

Estaba cursando la materia cuidados al adulto y al anciano 2 y debíamos realizar un trabajo practico en el cual debíamos señalar el rol de la enfermería en diferentes patologías y yo elige cáncer de mama por supuesto, conocía la patología el tratamiento los efectos adversos etc y pude resaltar el rol de los enfermeros en el tratamiento especialmente en la quimioterapia.

Es tan importante su empatía, su responsabilidad, su apoyo en esos momentos.

Ese día los mis compañeros de curso se enteraron que la paciente de la que estaba dando testimonio era yo, recuerdo que se quedaron sorprendidos, una compañera me dice, pero vos tuviste suerte porque no se te cayo el pelo y yo me levanto un poco la peluca y le digo sí. se me cayó. A la salida la encuentro y me dice con los ojos brillosos “que triste lo tuyo “y le respondí “nunca lo pensé así “.

No voy a negar que no pase momentos difíciles, el peor momento que recuerdo fue el día que se me empezó a caer el pelo a mechones, volví a llamar a mi peluquera para que me pase la maquinita igual los cabitos que me quedaban al sacudirme en el lavatorio del baño quedaba todo negro de pelo. Algo impresionante para mí, cuando iba creciendo me pinchaba era una sensación horrible cuando me crecido aproximadamente un centímetro y medio, el médico me dijo que ya no se me iba a caer más y no fue así un día amanecí otra vez con los mechones entre mis dedos.

Pero después si me empezó a crecer y ya quedo firme en mi cabeza empezaba el segundo cuatrimestre en la universidad y me anime a sacarme la peluca y aparecer con el pelo corto, aunque me sentía muy rara porque yo nunca me corte el pelo tan corto, me sentía aliviada y feliz las compañeras que sabían mi situación pasaban por aula y cuando me veían a través del vidrio del aula sin la peluca levantaban su pulgar y eso era una caricia para mi alma.

La medicación la tenía que retirar en un centro oncológico de Lanús, recuerdo que yo debía hacerme quimioterapia cada 20 días resulta que las drogas no llegaban, a mí me desesperaba, la enfermera encargada de realizar las quimios a veces utilizaba la medicación de otros pacientes, pero en ese momento no coincidía con los indicados para mí. Los días pasaban y no llegaban los medicamentos, me fui a plata al banco de drogas y ahí me dicen que ya salieron, pero a Lanús no llegaban, nadie me decía nada concreto para ellos era tan normal decir no,” las drogas no llegaron “como decir no hay aspirinas y yo pensaba que cada día que tardaban en llegar era una posibilidad más de cortar el tratamiento.

Pero por suerte llegaron y seguí con el tratamiento al pie de la letra.

Los efectos de las quimioterapias me llegaban entre las 24 y 36 horas, era una sensación que no puedo describir con palabras, por más que lo cuente nadie que no haya pasado por esta situación lo va a poder interpretar. Era una mezcla de repugnancia a todo olor, ruidos no quería ver a nadie, no tenía hambre, los oídos me zumbaban quería estar dormida todo el tiempo para que pase el tiempo más rápido. A las 24 horas aproximadamente los síntomas iban desapareciendo lentamente cada día estaba mejor, pero quedaba muy débil e inmunodeprimida. A los 15 días me realizaban análisis y si estaban los niveles normales estaba lista para la próxima sesión de quimioterapia.

No quisiera que nadie pase por esto, sentir pasar la droga fría por venas durante 45 minutos era una sensación tan fea que me da escalofrío con solo recordarlo las últimas sesiones de quimioterapia me la pasaban por bolo o sea con una jeringa directa, sin suero y era más rápido en 20 minutos o menos tiempo salía.

 

Desde octubre a marzo me realizaron quimioterapia, en marzo del 2015 en mi ante última sesión de quimioterapia en la sala de espera llega una mujer, acompañada con sus 2 hijos y su esposo y pensé “igual que yo” al igual que en mi caso les pidieron a sus familiares que esperaran en el hall principal, y allí ella quedo sola como todos los que estábamos ahí, se sentó al lado mío y comenzamos a hablar, tenía la misma patología que yo, ella estaba con miedo como todos estuvimos el primer día.

Yo sentí la necesidad de informarle, contarle como era esto de las quimioterapias, para que entre informada como me paso a mí con la licenciada en enfermería que me encontré el primer día.

Sentía la necesidad de protegerla, yo me sentía experta en recibir quimioterapias, ese día le pedimos a la enfermera encargada que nos sentara juntas así seguíamos charlando. Mientras el líquido corría por nuestras venas, nosotras nos contamos parte de nuestras de vidas y nos dimos cuenta de que teníamos muchas cosas en común, además de nuestra patología.

Teníamos 2 hijos, una mujer y un varón, tenían las mismas edades, y hasta coincidía que el hijo varón de ambas seguían el profesorado de educación física.

Al terminar con quimioterapias mi médico oncólogo me indica seguir con radioterapias. Otra vez me encuentro con una nueva dificultad cuando voy al hospital donde me derivaron a llevar la orden me dice el médico que me atendió que no creía que hacía falta hacer radioterapia, cuando vuelvo a mi médico en el Hospital de alta complejidad me vuelve a enviar con una nota con las razones por las cual debía hacer ese tratamiento. Entre idas y vueltas me aceptaron y comencé a hacerme en un centro de Avellaneda debía hacerme 28 sesiones todos los días hábiles.

Entre tanta lucha puedo recordar con alegría a los técnicos que realizaban la radioterapia, eran tan humanos tenían tanta empatía siempre nos hacían chistes nos hacían olvidar por un momento el motivo por el que estábamos ahí. Recuerdo que el muchacho, el técnico me cargaba por la peluca y me decía que deje el gato en el vestidor y que le ponga wiskas, pero no le di el gusto que me viera calva.

Con los rayos nunca sentí nada, ningún síntoma ningún dolor ni ardor, pero en las ultimas sesiones me di cuenta que la zona que recibía los rayos se empezaba a poner morada y me empezaba a arder, pero ya eran las ultimas así que el aguante, tardo mucho mi piel en recuperarse, pero también eso lo logre.

A los 3 años me decidí en hacerme la reconstrucción de la mama, la cirugía la iban a realizar el grupo de cirugía oncoplastica del Hospital de alta complejidad, me suspendieron la cirugía cuatro veces y decidí no insistir y esperar un tiempo más. actualmente y desde que termine con la radioterapia me realizan un seguimiento en el mismo hospital allí mismo me dan la medicación gratuitamente y me realizan los estudios semestrales y anuales y llevo un control estricto.

La medicación actual las recibo gratuitamente del Hospital que me hacen el seguimiento, son comprimidos los cuales debo tomar un comprimido por día durante cinco años aproximadamente, los estudios más complejos me los realizan cada año y las placas, ecografías, análisis clínicos cada seis meses.

Ya llevo cuatro años de seguimiento todo sigue bien, nunca dije yo vencí al cáncer porque este monstruo es un maldito traidor que te ataca cuando menos lo piensas lo que siempre dije es que le di pelea y le sigo dando a las secuelas que me dejo pero al mismo tiempo fue una enseñanza que solo este pude darme, aprendí a valorar las pequeñas cosas de la vida, un nuevo día no importa si amaneció con sol o lloviendo lo siento como una bendición, un aroma, la presencia de la primavera cosas que antes ni las percibía, nada me enoja demasiado sé que si algo no me gusta o tengo un mal día es porque estoy viva.

Luego de 2 años de intentar conseguir cama en el dicho hospital para realizarme la reconstrucción, porque al ser un hospital de alta complejidad siempre se prioriza los casos graves y una reconstrucción no es un riesgo de vida, aunque para mí era un problema de salud ya que la espera y las reiteradas suspensiones me estaban afectando psicológicamente. Luego de nueve intentos llego el día. El 21 de diciembre de 2018 se realizó la cirugía con éxito, a los 3 días me dieron el alta. Hice reposo en mi casa el pos operatorio es bastante complicado diría más que la mastectomía el tiempo es más prolongado y las molestias también son más complicadas.

Me olvidaba algo importante en mi biografía el día que me interné para la cirugía, tenía cita a las 11 hs,en el hospital y a las 9 hs debía dar el último final de inglés con el cual finalizaba la carrera de la Licenciatura en Enfermería, fue un día raro de corridas pero llegue y  aprobé pero hasta el día de hoy  no tome conciencia, el tema de la cirugía no me dio tiempo a disfrutar de mi logro.

Fue algo extraordinario mi carrera la curse junto a mi enfermedad creo que lo que no me permitió decaer fue estar entretenida estudiando, cursando, haciendo practicas hospitalarias todas estas actividades me ayudaban a no pensar en mi enfermedad, a no sentir lastima por mí. Nunca le pregunte a Dios “porque a mí” pero sí “para que “y yo siento que El me responde día a día.

Aun me están haciendo el seguimiento estudios semestrales y anuales ya estoy entrando en el quinto año. Espero que con la recuperación de la reconstrucción pueda cerrar esta etapa de mi vida, como antes mencione nunca dije que le gane al Cáncer solo le hice frente.