El poder despertar una mañana es una batalla ganada.

Todo comenzó la tarde del 13 de octubre del 2015 cuando caminaba en la vía pública junto a mi hija,  me sorprendió una convulsión que lo que llevo a desfigurar mi rostro sin permitirme hablar ni ver, luego de pedir ayuda y en la espera de la ambulancia convulsioné por segunda vez, los profesionales de la salud descartaron un ACV y dijeron como diagnóstico presuntivo que fue una parálisis facial periférica.

Después de la recuperación de este episodio que no duro más de 3 horas fui dada de alta y me recomendaron una interconsulta con el neurólogo, el cual luego de analizar la situación decide realizar una resonancia; el resultado de este tardo un mes.

Fui derivada con el resultado del estudio al hospital X de Santa Fe, en el cual me dieron el diagnostico “tumor cerebral”. Luego de una internación en el sector de neurocirugía que duro dos meses deciden realizar una cirugía para la biopsia, el cual se procede mediante un arco estero táctico para disminuir riesgos de secuelas posteriores, la colocación del mismo fue un dolor inexplicable,  y  era necesario el corte de cabello, recuerdo claramente como el Enfermero lloraba conmigo y trataba de contenerme cuando tenía que realizar el rasurado en mi cabeza. Esa  noche luego de la cirugía pedí que se quedara mi hija a mi cuidado, me pesaba la cabeza no la podía mover, una sensación fea. Tocaba el cabello de mi niña y lloraba, lloraba por sentir tristeza por mí, por ella; sabía que en ese momento ella deseaba no tener cabello como yo para acompañar de esa forma mi dolor. Durante ese periodo de meses conocí muchas personas en la misma situación que yo o peor aún, pero entre todos nos levantábamos el ánimo. Mi hija menor (soy madre de 3 hijos hermosos) viajaba desde Esperanza, una cuidad cerca donde estudiaba Enfermería, todos los días en el horario de visitas, era para mí la parte más favorita del día; durante ese periodo también me visitaron mis otros dos hijos, los cual tienen su familia y no viven cerca.

Se esperan los resultados con ansias, aunque ya presentía lo que iba a ser.

El proceso de convulsiones fue difícil ya que seguidas de estas venían unos minutos de desconocimiento a mi familia, mi hogar. No lograba entender cómo podía desconocer a las personas que siempre estaban brindándome sus cuidados y sobre todo su amor.

Llega el resultado de la biopsia, es un tumor maligno, en el cual se toma medidas de tratamientos con radioterapia, realice 54 sesiones de rayo todos los días viajaba a la ciudad de Santa Fe, muchas veces acompañadas y otras tantas sola, pedíamos colaboración a la municipalidad o caritas para los pasajes, eso dio como resultado la detención del crecimiento y disminución del tumor. Durante este proceso llega la caída del cabello que es el trauma más grave que me pudo dar en su momento dicho tratamiento. No era un look que yo lo elegí, era consecuencia de la enfermedad. Si bien era de esperarse un resultado como ese; fue desesperante cuando fui a peinar y me quede con mi cabello en mis manos llore, grite y abrace a mis hijas de forma muy fuerte.

Entendí que mi vida había dado un cambio en todos los aspectos, pase de ser una persona independiente con su propio trabajo (en ese momento cuidaba de un anciano al cual tenía mucho aprecio y me afecto mucho su muerte luego de haber dejado de trabajar) a depender de mis hijos, médicos y medicación. Cambio todo, cambie yo.

Entre medio de tantos cambios, cambiaron mis defensas, 2 de noviembre de 2017 ingrese al hospital X de Esperanza con neumonía, tras dos semanas de internación me colocaron un drenaje pleural por motivos de acumulación de liquido. Es difícil explicar cuánto dolor físico pase. Rogaba que Dios me lleve ya no quería sufrir más. Me dan el alta trascurrida otra semana más, el dolor lateral del tórax persiste, interconsultas con cirujano y mi oncólogo de cabecera deciden realizar una punción para determinar la causa del dolor que no era normal que existiera. Otro dolor más que aguantar. Como resultado de este procedimiento se relaciona en primer grado a Tuberculosis pleural, no era contagiosa pero me sentía mal, sentía que la sociedad se iba alejar de mi, hasta que un día mi hija cansada de verme mal me dijo: “¿quién está sentada con vos en tu cama tomando mates?, ¿Quiénes estuvieron siempre de lo que va tu enfermedad junto a vos?, ¿Cuáles son  las personas a quien tanto amas? En ese momento entendí que siempre estuvieron, están y van a seguís estando siempre a pesar de la/s enfermedad/es que padezca van a ser mis hijos.

Tras 6 meses de tratamiento con capsulas vía oral para la tuberculosis, se me dio el alta de tal enfermedad. Fue un alivio grande el que sentí en ese momento ya que alcance a tomar 18 pastillas día incluidas anticonvulsivos, antidepresivos, corticoides, protector gástrico, entre otras las cuales siguen en la actualidad pero se restaron la de esa enfermedad.

Para control del tumor el oncólogo daba orden de una resonancia magnética cada 6 meses. La última resonancia dio como resultado el crecimiento del tumor, una de mis hijas había leído el informe pero no me lo quiso decir ya que yo me encontraba disfrutando de mis nietos. 14 de diciembre de 2018 consulta con el profesional; me informa de lo sucedido, no me sorprendí, sabía que algo estaba mal porque mis dolores de cabeza habían aumentado como también así mi desorientación en tiempo real y pérdida de memoria.  El médico me pide unos días para analizar bien mi caso y tomar la decisión con qué tipo de quimios empezar, yo también pedí mis días para ver a mi hija recibirse de Enfermera. Así fue; 21 del mismo mes, se recibe mi hija, no sé explicar la felicidad que sentí en ese momento. Lo habíamos logrado con mucho esfuerzo y sacrificio. Siento tanto orgullo por ella, lo logro y no puso excusa mi enfermedad para no estudiar.

¡31  se espera Año nuevo! Pase rodeada de amor mis 3 hijos Daniel (31), Nancy (27) y Rocio (24) y mis 3 nietos Sofia (10), Dylan (9) y Lorenzo (10 meses) hace tiempo que no coincidíamos poder estar todos juntos. Me sentía bendecida.

04 de enero del actual año, análisis de sangre y consulta con el oncólogo. Decide quimios en pastillas. Comienzo con el tratamiento el 11 del mismo mes. Se podrán imaginar lo que conlleva eso, vómitos incontrolables, dolor, angustia, hasta perdía las fuerzas para seguir.

11 del actual mes inicie otra sesión de quimios ya que mis defensas gracias a Dios estaban bien. Las tengo que tomar por 5 eternos días, luego control con análisis de sangre y consulta nuevamente con el profesional. Como dije anteriormente dependiente de médicos y medicación.

Actualmente recibo tratamiento del dolor o cuidados paliativos, consultas con psicóloga porque el cáncer me llevo a vivir el día a día en estado depresivo por llegar a imaginarme situaciones relacionadas con realizarme el fin de mi vida. Sé que debo superar este estado pero resulta difícil. Gracias a Dios cuento con una familia que me apoya mucho y un equipo multidisciplinario muy bueno, con mucha empatía que es de gran ayuda en tal proceso.

Pasaron los años y aun me cuesta acostumbrarme a esta vida, sin poder trabajar y tan cargada de cambios. Estoy bien un rato luego ya empiezan los dolores, la desorientación, las preocupaciones. Muchas veces trate de disimular mi dolor o malestar para que mi hija descansara o para no gastar plata en remis ya que es mi única movilidad.

Es una lucha constante, y sé que se viene aun más pero tengo mi fe intacta, eso es lo último que se pierde.

Soy Mirian Sosa 48 años. Vivo en Esperanza Prov. Santa Fe.

Los saludo con gran cariño y agradezco esta oportunidad. Poder liberar eso guardado o que tanto pesa en el día a día.