Azucena Marìa

Èstos últimos meses escucho muchas palabras de aliento tales como: “ Tenés que ser fuerte”,  “A darle pelea”,  “Sos una luchadora”,  “Te admiro”, “Vas a estar bien”. No podría sentir más agradecimiento hacia mi gente que me brinda apoyo, compañía y Amor permanentemente. Sus palabras están cargadas de la mejor de las intenciones y es en sus intenciones que encuentro gran parte de la energía para bendecirme y bendecir la medicación que produce el milagro de mi curación.

Me he encontrado con personas que siento que son ángeles humanos por sus gestos de generosidad y solidaridad, ellos me brindaron contención, tiempo y ayuda e hicieron muchísimo más fácil el paso por la etapa tan angustiante del diagnóstico en el que se vive gran incertidumbre y miedo y colaboraron para que pueda comenzar el tratamiento lo antes posible. Y siguen apareciendo y estando pendientes de mí. Es una hermosa ocasión para conocer mucho más quiénes son las personas que me rodean y para sentir que en el mundo hay mucha màs bondad que maldad. A veces nos dejamos llevar por el negativismo y la agresión que se nos muestra a diario pero no se nos muestran los actos bondadosos, solidarios y desinteresados que miles y miles de personas hacen en su más anónimo día a día.

Mi realidad con respecto a ser fuerte y ser una luchadora es que no estoy peleando ni luchando contra nada. Este tumor es parte de mí, es una parte que debe irse pero si mi cuerpo necesitó hacerlo sin dudas tuvo un por qué y yo debo aprender lo que viene a enseñarme aceptando, agradeciendo y dejando ir con amor. La vida me trajo una nueva misión de aprendizaje que es la de soltar lo que ya cumplió su función en mi vida, y lo hago con puro agradecimiento. Tengo ante mí una gran oportunidad de crecer.

Hay quienes me expresan su admiración por esta manera de encarar la situación y, si bien lo agradezco, la verdad es que no siento que haya motivos para admirarme, simplemente no veo que haya otra opción que tomar. Quizás suponen que podrían invadirme el miedo y la angustia y seguramente me sucedió en los primeros días post diagnóstico. Pero ésa no es una opción para mí. Yo elijo mantener el miedo a raya, mandarlo a un rincón y desaparecerlo para que todo mi espacio sea llenado con fé.

Lo que más escucho es: “ Vas a estar bien” o  “Vá a estar todo bien” y me gusta mucho que lo digan y respondo con un sincero “gracias” pero yo YA estoy bien. Estoy bien AHORA, estaba enferma antes, sin saberlo pero me estoy curando y estoy bien desde que empecé el tratamiento.

De cualquier modo esas palabras y gestos me aportan una cantidad de energía absolutamente amorosa y sanadora. No dudo ni por un segundo de que es parte importantísima en mi curación. En el momento de mis quimios siento toda esa energía, màs la que brota de mí a través del Universo y de la Tierra, màs Jesús y María que están conmigo, màs todas mis ancestras de mamas densas que seguramente también han tenido sus procupaciones y hoy me acompañan, mis amigas íntimas que estan al tanto de cada detalle, mis hijos y esposo que necesitan que yo esté bien para seguir disfrutando la familia y la vida, cada pariente, vecino, comerciante del barrio, amigo de facebook, desconocido…Cada palabra de ellos está ahí bendiciendo mi cura.

Creo fuertemente que las mujeres somos sabias, tenemos la intuición heredada de nuestras ancestras salvajes que nos hace comprender todas las situaciones, y cuando una comprende no teme. La vida moderna tiende a disuadirnos de seguir los instintos y por eso es bueno intentar recuperar la conexión con ellos a travès de los estudios o las prácticas que más nos interesen. Saber que somos mucho más que un cuerpo, que tenemos muchas màs capacidades de las que conocemos. Que somos más fuertes y poderosos de lo que creemos, que todo lo bueno es ilimitado y que está ahí para nosotros, que sólo debemos sabernos merecedores de ello y tomarlo.

Aprendí que donde no hay temor hay Fé que es su diametral opuesto. Cuando temo soy víctima y creo que lo que viene es peligroso, que vá a dañarme y no voy a poder superarlo, pero cuando tengo Fé sé que lo que viene vá a ser bueno, que voy a poder lidiar con ello y estoy abierta a comprender el motivo de lo que la vida me manda.

Esa certeza me dá Paz y me dá Alegría, esa Alegría me impregna cada célula y me cura. Si suena simple es porque lo es. Pero es necesario sentirlo de ésta manera y para ello, en ocasiones nos hace falta un sacudón que baje los conceptos que entendemos con el intelecto al alma para así poder vivirlos.

Mi sacudón fué un cáncer de mama y con el diagnóstico, luego de los primeros días de shock, angustia y temor, mi mente se abrió y dejó caer hacia el alma todo lo leído, investigado, escuchado, meditado y perfectamente entendido para comenzar en ése mismo instante a vivir de acuerdo a ello, de una manera verdadera.

Nunca habría imaginado mi reacción ante un noticia como ésta y me sorprendí mucho cuando, saliendo del consultorio, me encontre sintiendo un cambio en mi visión de todo.

Fué un baño de humildad que me limpió de prejuicios y creencias equivocadas, de etiquetas , culpas, y presiones. Me eximió de compromisos sin sentido. Me acomodó los vínculos e hizo un tamiz maravilloso con las personas a mi alrededor. Amigos que se acercaron mucho más, otros que se alejaron, seguramente por no saber cómo lidiar con ésto, casi desconocidos que me ayudaron amorosamente, reacciones varias que me muestran de quienes estoy rodeada. Me liberé para empezar a transitar más plena, más auténtica, más compasiva, más alegre, más consciente, más felíz, dándome el permiso de ser YO. Y todas mis características salvajes se intensificaron. Percepción, sensibilidad, olfato, conciencia de qué soy y de qué soy parte…

Cómo podría no estar agradecida si ya no siento depresión, enojo, hastío o desánimo. Mi sacudón me tocó el corazón y lo iluminó con el real valor de mi vida, de mis capacidades, de mi belleza y mis dones. Me trajo un aprendizaje que buscaba y no encontraba para que vivir no fuera solamente estar en el mundo sino para ser capaz de vivir bien y felíz. Aportando al mundo lo que vine a aportar, dándome el valor que tengo y mirandome con Amor, a todo y a todos.

Hoy tuve el deseo de animarme a compartir mi experiencia, porque entiendo que nunca estamos solos pero que cada tanto es bueno recordarlo concretamente y así, leyendo la historia de alguien más uno puede encontrar alguna coincidencia con la que identificarse y sentirse acompañado en lo que le toca atravesar, no es imprescindible estar rodeado de personas para estar acompañado, hay mucho amor en el mismo aire que respiramos, amor que el Universo y las personas de bien con sus meditaciones y pensamientos dejan allí para para que todos nos impregnemos de él. Para que todos sanemos con él, para que lo tomemos y seamos felices y bondadosos en él.

Lo que vemos a diario en los medios no es lo verdadero ni es lo que merecemos. El antagonismo, el morbo, el miedo, el control sobre los gustos y sobre lo que creemos necesitar para ser felices que nos impone la sociedad no es real. Lo que es real lo llevamos dentro, el gran poder que no valoramos lo suficiente està en nosotros, el amor infinito con el que podemos mirar y actuar lo llevamos dentro y es el poder más grande que pueda existir. El cambio, cualquiera sea, personal, social, político, educativo, de vínculos, etc. Está en nosotros y no depende de nadie màs. Es un poder maravilloso y una responsabilidad enorme que es maravillosa también, es tener el timón de tu vida, ni màs ni menos. Pero puede asustarnos tener tanto poder y entonces es cuando lo delegamos al jefe, al pareja, al estado, al destino.

Es toda una aventura retomar el propio control y habrá quienes nos comprendan y acompañen y quienes no. Pero es un viaje propio e importantísimo para vivir mejor. Así que elijo vivir, actuar, mirar y fluir con amor, ni rencores, ni odios. Si algo me hace mal simplemente pongo una amorosa distancia emocional que seguramente se traducirá en distancia física pero sin rencores, sin malos pensamientos, la mirada de los otros no es más importante que la mirada que nos damos a nosotros mismos.

La enfermedad viene a enseñar y nos dá el permiso de empoderarnos, palabra que no creo que tenga que ver con soberbia, creo que surge de la necesidad de recuperar justamente éste poder que desde que nacimos nos enseñaron a delegar en el afuera.

Nuestro cambio personal puede cambiar nuestra relación con nosotros mismos y con los demás, eso cambiará nuestra familia y de a poco ¿ por qué no se extendería a nuestros, amigos, vecinos, parientes, llegando a cambiar la sociedad y el mundo?.

Creamos en nuestro poder, vivámoslo, compartámoslo, jamás no jactemos de él. Todos lo tenemos. La vida es un puro camino de aprendizaje, usemos lo que nos dá, no hay que hacer nada para merecerlo. Estamos acustumbrados a creer que para recibir algo tenemos que trabajar duro y sacrificarnos y eso puede ser verdad en el mundo en que vivimos pero en las cuestiones del alma y el crecimiento espiritual todo nos fué dado, no hay que hacer nada para merecerlo, es nuestro, sólo tenemos que recordar quiénes somos y de qué somos parte. No hay competencia, la abundancia es infinita, hay para todos y en cantidad suficiente. Nadie te puede quitar nada, es fundamental comprenderlo.

Animemonos al viaje. La humildad será nuestra compañera permanente, la sonrisa y la compasión bien entendida, nuestras armas contra la incomprensión. Una mirada al cielo nos devolverá la fé si flaqueamos en un día difícil, y la certeza de que somos muchos en el mismo camino nos vá a brindar el sentido de pertenencia y la fuerza para no perder nuestro eje.

Dejemos el pasado ahí donde está, en el pasado. Perdonemos y perdonemosnos si sentimos culpas, somos tan poderosos como imperfectos y no hay nada malo en èso. Entendamos que nuestra mera existencia es un maravilloso milagro y que el logro más grande nada tiene que ver con el empleo que desempeñamos o con el status social que conseguimos, nuestro mayor logro es tener paz, poder vivir alegres y en armonía con nuestro entorno. Cuidarnos el cuerpo y la mente, elegir conscientemente lo dejamos entrar en ellos, que alimentos, que pensamientos. Ser nuestra prioridad. Ese es el trabajo más importante que debemos realizar, el que nos va a compensar plenamente, el que nos vá a dar el bienestar que hoy tanto se busca y no se encuentra. Busquemos en el lugar adecuado y vamos a encontrar, NOS vamos a encontrar.

Deseo a quien esté ahora del otro lado de éstas palabras, Amor, Alegria, Consciencia.

Mi ego no puede evitar creer que si alguno de mis pensamientos aquí expresados coincide, ayuda o acompaña a una sola persona se va a sentir bien recompensado y mi alma sabe que si eso sucede se va a sentir felíz.

Este texto es más bien una auto reivindicación de mis creencias por eso agradezco su volunad de leerlo.

Les envío un abrazo amoroso.