Celeste

Del otro lado del océano, hace 74 años, en una época muy conflictiva y triste para todo el mundo, ya que el mismo, atravesaba la segunda guerra mundial, nací yo en Údine, un hermoso pueblito al norte de Italia.

Nací y viví en la casa de mis abuelos maternos, hermoso, inmenso y cálido hogar.

Crecí rodeada de afectos. Teníamos muchos animales. Recuerdo perfectamente que mi abuela me llevaba junto a la vaquita con un jarrito a tomar la leche recién ordeñada.

Debido a la situación económica y política que dejó la guerra, mi papá decidió “probar suerte en Argentina”, y cómo no teníamos dinero para poder viajar todos, decidieron mudarse  a Sicilia, en casa de mis abuelos paternos. Papá viajó, mamá tuvo a mi hermano y al año, luego de viajar 23 días en u lujoso barco, llegamos aquí, en Buenos Aires, Argentina! Ya volvimos después de mucho tiempo a estar todos juntos en familia, pero sin los abuelos… Trabajando día y noche.

Así, de a poquito, fuimos logrando la casa, aprendiendo el idioma, conociendo a mi maestra y a mis nuevos compañeros.

Con el correr del tiempo, fui creciendo, se agrandó la familia, ya que nacieron dos hermanos más…

Conocí y me enamoré de un hombre, un elegante morocho, con el cual me casé y tuve dos hermosas hijas; las cuales hoy tienen 43 y 47 años.

Tengo un nieto gigante y precioso que acaba de cumplir los 18.

Cierto día, a los 73 años, estaba acostada y sentí un bultito en la mama derecha. A los 3 días ardía demasiado, como si me hubiera quemado. Sacamos turno inmediatamente, y de a poquito, sin darme cuenta fue desapareciendo el pezón.

Fuimos al hospital y justo era el último día que palpaban. Sin tener turno otorgado, porque era  “La semana de las mamas” (mes de Octubre de 2016).

La doctora que me atendió, al palpar, confirmó que era cáncer y el malo…

Inmediatamente sugirió que comenzara a realizarme los diferentes tipos de estudios, para luego realizar la quimio. ¡ Como lloré ese día! Calculo que se agotaron mis lágrimas…

Luego de hacerme análisis ecografías, ecodopler, mamografías, centellograma óseo, resonancias, tomografías, comencé la quimio.

La primera, fue bastante tolerante… Llegué al consultorio, con todos mis nervios de punta, sensible, angustiada, triste, pero al entrar allí, me recibieron con tanto amor y contención que a los pocos minutos lograron calmarme.

En la segunda quimio, se me cayó todo el cabello… otra vez lloré desconsoladamente… varios días…

La tercer quimio fue espantosa! Mi cuerpo ya no podía soportar tanto dolor, fiebre alta, temblores, vómitos, diarrea, mareos.

Verme totalmente pelada, sin pestañas, sin cejas, y soportando tanto dolor, me dio deseos de abandonar todo, inclusive, decirles a mis hijas y a mi nieto, que así ya no quería seguir, abandonaba la quimio… Fuimos al consultorio en familia, a plantear la decisión que en menos de diez minutos la doctora logró sacarme de la cabeza, al explicarme claramente que no tendría la misma muerte  al recibir el tratamiento que al abandonarlo…

Fui solo una vez al grupo de psicología, y al charlar con los profesionales me di cuenta que la etapa de enojo había pasado, y yo estaba en la siguiente…, en la etapa de aceptación.

A mediados de año terminé la quimio y el 13 de agosto del 2018 la vida me regaló nuevamente otra oportunidad!

Esta oportunidad, no solo me trajo angustia, tristeza, dolor… También me permitió conocer hermosas personas, profesionales, voluntarios y pacientes… muchos de ellos no tuvierón la misma suerte y partieron, como mi hermosa y joven sobrina que falleció.

Hoy me doy cuenta que la enfermedad de la mala palabra “Cáncer” me enseñó a vivir de otra manera… me enseñó a valorar cosas que antes le restaba importancia…

Me enseñó a ver y no a mirar…

Me enseñó que todo lo que das vuelve… al mostrarme el amor y la contención que mi familia me brinda. También alejó a muchas personas de mi entorno, tal vez por temor, por lástima, vaya a saber!

Y hoy, se que el cáncer, me quitó la mama derecha, pero me regalo una segunda oportunidad para vivir! Y quiero terminar mi historia, diciéndoles a todos ustedes, al equipo médico, ¡ Gracias por haberme salvado la vida, pero sobre todas las cosas, gracias por ser parte de ella!!!