Magus

Comenzando me pongo a pensar en una palabra que defina el viaje hacia una nueva experiencia, que me pone como destino “la vida”. Si, porque cada viaje que emprendemos se colma de una nueva aventura, una nueva vivencia, un nuevo conocimiento y ¿qué mejor que este lleve a la vida misma? Ya sé, no lo habían pensado así ¿no?, pero yo diría ¿y porque no pensarlo de esa manera?

Volviendo ahora si al principio, la palabra que define esta nueva vivencia para mi es, “actitud” y justamente contando la cantidad de letras que tiene esta palabra, me doy cuenta y me sorprendo a mí misma al descubrirlo, que es mi número preferido, ¡qué casualidad! pienso sonrojándome. Aunque parezca algo insignificante, créanme para mi no lo es, este numero es parte muy importante en mí, me resuena y resuena en mi cabeza desde la infancia, me trae recuerdos, no solo de momentos sino también de alguien muy importante, mi abuela. Ella ya no está físicamente con nosotros, pero puedo asegurar que estoy entrelazada en este viaje, y sé que ahí estuvo en cada vuelo, en cada momento, ambas sentimos lo mismo.

Y aquí me encuentro, sentada en este asiento de avión comenzando este nuevo viaje, que como todos saben, cada viaje generalmente se planea con mucha anticipación, tal vez años, meses; primero buscar el destino, ver la cantidad de días que estaremos en cada lugar, cada sitio, buscar los aéreos, reservar los hoteles, las excursiones y todo lo demás que conlleva este tipo de planificación, mas a un cuando no conocemos el destino al cual iremos. A mí que me encanta viajar y hacer estas planificaciones, recopilar y programar todo, porque realmente si alguien me dice que no le gusta viajar y planificar unas vacaciones, no les creo; pero esta vez fue diferente, esta nueva aventura surgió de imprevisto. Y ojo, soy totalmente consciente que muchas veces cuando se da de esta manera, también tiene esa adrenalina incomparable y no les voy a negar que soy la primera en estar lista y tener mi valija preparada para ir a donde sea. Pero como afirmaba, surgió de imprevisto y no justamente de esa manera en la que tienes las maletas listas. Hacía casi un mes atrás había realizado una serie de estudios por algo que no encontraba bien en mi cuerpo, algo que me llamaba la atención. Así y todo, aunque, todos los que estaban a mi alrededor, me preguntaban cuando tendría el resultado, yo estaba sumamente tranquila y no pensaba en absoluto en aquel último estudio que había realizado unas semanas antes. Y poniéndome a pensarlo ahora, creo que inconscientemente opte por el mejor recurso, no pensar en aquello.

Esa tarde de viernes, ya casi de noche, otoño, camino a casa desde el trabajo y decido hacer una parada en el medio e ir por ese resultado, allí es donde me informan de este viaje, esta nueva aventura a la cual me sumergiría. Realmente no lo tome para nada mal, no caí en el llanto, solo tome la información. Al principio no entendía mucho que pasaba, tal vez no comprendía, no me hacia la idea que el viaje que me esperaba seria largo. Recuerdo que estaba con mi compañero de vida de hace muchos años, que quiso acompañarme y no dejarme sola para leer esas palabras que me inducen a este viaje, palabras difíciles, de esas que siempre evitas, que no quieres nombrar, pero que cuando te sumerges aprendes a decirlas, a incorporarla a tu vocabulario habitual.

Acabábamos de mudarnos, unos meses atrás, más bien estábamos inmersos en la decoración de nuestro nuevo hogar, clavando los clavos para colgar los cuadros, definiendo colores, desempacando la vajilla, con una habitación aun llena de cajas con cosas por reacomodar, buscarles su sitio en la casa, y todo lo que es una mudanza. Sabrán comprender entonces que no era el momento adecuado, para este viaje, estábamos con muchas expectativas, muchos proyectos, muchas ilusiones, como seguramente le pasa a cada persona, que comienza una nueva vida en otro lugar, aunque sea en la misma ciudad. Pero cuando ya solo cambias de barrio, tienes nuevos supermercados, restaurantes, nuevas cafeterías, plazas cerca, nuevos vecinos, nuevas vistas, nuevos paisajes, es como que comienzas otra vez, te renuevas. Por suerte y volviendo a hablar de él, tengo al mejor compañero y esa tarde de viernes, víspera de feriado me dijo, “no te preocupes yo voy con vos, este viaje lo hacemos juntos”.

Después de leer ese informe, lo guardamos nuevamente en el sobre, salimos de allí, hicimos unas cuadras y entramos en una conocida cafetería en Buenos Aires, ahí mismo llame a mi hermano, menor que yo, para contarle, él me iba a ayudar a buscar al mejor agente de turismo, y así fue. A las pocas horas, tenía un nombre y una cita para el próximo martes, como les comenté era vísperas de feriado ese fin de semana, con quien empezaría a coordinar y programar cada detalle del viaje. Al martes siguiente ya estaba conociendo y planificando todo con él, y desde ese mismo momento sentí que era el mejor. Realmente me sentí sumamente cómoda y confiada con este profesional, asumo que en estos casos tienes que sentirte así; y entonces me dije “si, con él va a estar todo bien”.

Confieso que durante todo el fin de semana tenía esa duda de como seria, que debería hacer, como seguiría todo desde esa noticia; pero también nuevamente, inconscientemente, volví a utilizar el recurso de no pensar tanto, que me sumergía en esta aventura que, para muchos, es aterradora. Ese feriado almorcé con mis amigas de toda la vida y ahí les conté de mi nuevo viaje, al principio también estaban como yo, no entendían que me tocara a mi realizar esta travesía, y aun en ese momento no sabía cómo seria.

Volviendo al martes que tuve esa primera cita con mi agente de turismo, salí de esa oficina, con otra visión, con mas conocimiento, en cierto modo salimos con mi compañero contentos, con una sonrisa, porque sabíamos que estábamos en el mejor lugar para emprender este viaje. Desde este día, comenzamos a contarle a toda la familia, a amigos, compañeros del trabajo que estaríamos sumergidos por un largo tiempo en esta travesía, y obviamente todos nuestros planes, e ilusiones que vendrían con esta nueva casa, como comentaba anteriormente nos cambio el rumbo a ambos, pero lo grandioso es que hay muchas opciones y la esperanza de lograr lo que quieres, aunque en el camino te tropieces con piedras sumamente duras, y que te descarrilan de tu rumbo, nunca se pierde.

Comencé a interiorizarme más, y conocí a muchas personas que ya habían atravesado y realizado este viaje y que me compartieron sus experiencias, me pasaron datos, lugares, nombres, los típicos tips de viajes. Esto es algo muy valioso y que hay que aprovechar al máximo cuando otros viajeros o acompañantes te comparten sus experiencias y, aunque no sean las mismas vivencias para todos, siempre se asemejan lo que van contando de sus bitácoras.

Luego de empaparme de todos estos relatos de otros viajeros, que fue lo único con lo que quise informarme, obtenerlo de los demás, y no buscar en sitios de internet que te dan muchas veces datos imprecisos. Y aunque ya había decidido que mi agente se encargase de toda la planificación, no voy a ser hipócrita, y confieso que fui a consultar con otro agente que me había recomendado una viajera, pero al ver que coincidía rotundamente con el anterior, me quede con el primero al cual había acudido. Y así empecé a realizar todo el papelerío que necesitaba para realizar migraciones. De repente me encontré atravesando un mundo de estudios y mas estudios y en cada uno con la esperanza de que el resultado sea mas que optimo para comenzar ese viaje, ya ahora programado.

Acá estaba, exactamente un mes después, preparándome para abordar ese vuelo, primeramente, tuve algunos entredichos con la aerolínea, quienes abordaron esta aventura también pasaron por estos conflictos, parece que es habitual, por los pasajes y el asiento, pero que logré solucionar. Aunque en estas instancias no debería alterarme, era inevitable. Así que luego de saber que otros viajeros tuvieron situaciones similares me relaje, y una vez que me confirmaron que mi vuelo saldría en la fecha estimada comencé con los últimos preparativos. La noche anterior cene liviano, me acosté temprano para estar bien descansada, rece antes de dormirme, programe el despertador y enseguida concilie el sueño. Aunque, a decir verdad, no se si lo concilie tan rápidamente, creo que la cabeza me daba mil vueltas, los nervios, la duda, ese gusto a lo desconocido, me mantuvieron con los ojos cerrados, pero despierta.

Llego el día, tenia todas las fuerzas puestas en él, era temprano, estaba amaneciendo y de repente se escucha el sonido del despertador, me levante, me duche, comenzaron todos a despertarse; estaban mis padres en casa, que habían llegado la noche anterior para acompañarme hasta el aeropuerto. Mientras mi hombre preparaba el desayuno para todos, un desayuno abundante para estar fuerte para el gran viaje, se ducharon, se abría una puerta y la otra de las habitaciones, íbamos y veníamos por el pasillo hacia el living llevando los bolsos y pensando no olvidarnos nada, los papeles que debía presentar y la documentación que me requerirían. Me pongo la mochila, nos subimos todos al auto y emprendemos el largo viaje hacia el aeropuerto con muchas expectativas y sentimientos encontrados. Llegamos al aeropuerto los cuatro, estacionamos y entramos. Hago el check in y nos sentamos a esperar hasta que anuncien mi vuelo.

Es la hora de subir al avión, ingreso y ya había otros viajeros en sus asientos y una azafata muy amable me indica cual era el mío, aclaro siempre me gusta el sitio al lado de la ventana, me acomodo, saco de mi mochila la manta que me acompaño en cada viaje, y me doy cuenta que era super cómodo mi lugar, mas de lo que esperaba, pongo mi bolso a un costado y comienzan a dar las indicaciones sobre el vuelo, tiempo estimado, controlan este en posición adecuada para el despegue y aquí vamos; comienza.

Primeramente, se acerca la azafata y me ofrece agua y luego ya de un rato de estar en el vuelo, me ofrecieron un cocktail de color rojo anaranjado intenso, que a decir verdad era bastante fuerte, pero lo tolere bien. Luego de mas de 4 horas aproximadamente, el avión aterrizo. En el trayecto en auto me dormí, llegué y estaba muy cansada, sentía mis piernas que pesaban mucho, seguramente seria por el cocktail que me sirvió la azafata en ese primer vuelo, pensé.

Cada 21 días, me tocaba subirme a ese avión, al mismo vuelo, las azafatas cambiaban según el sector del avión en el cual me ubicaba, siempre me servían el mismo cocktail y cada vez me acostumbraba mas a beberlo. Al tercer vuelo, ya había hecho un efecto glorioso en mi y cada vez mas me acercaba a mi objetivo con esta aventura, aunque todavía me esperaban mas subidas al avión, mas despegues y aterrizajes.

Entre el primer vuelo y el segundo, exactamente dos semanas, tuve un cambio muy notorio de mi estética personal, y es el que mas nos afecta a las mujeres, cuando siempre tuviste un look determinado, como era mi caso, desde muy chica el largo lo mantenía siempre igual, la raya de un costado y mi flequillo hacia al otro lado era infaltable. Pero de repente te miras al espejo, ves que algo cambio, al principio le encontras ese rechazo inevitable, pero, recuerdan que les dije que la palabra que definía era “actitud”, bueno en este momento es donde entra en juego, y creo que es cuando más énfasis hay que ponerle y hacerla notar. Y en este momento tuve que hacerla aferrarme mas fuertemente, dentro de esos primeros 21 días, entre un viaje y el otro, me toco cumplir un año más, y a mí que me encanta festejar y que el día de mi cumpleaños es la fecha que más resalto y más dibujitos le hago en mi agenda; y ojo que no se malinterprete que sea por egocéntrica, No, todo lo contrario, sino porque adoro cumplir años, celebrarlo, festejar con familia y amigos, siempre.  Así como este viaje fue diferente, este cumpleaños también lo fue, con otros sentimientos, con otras ganas de celebrarlo, y como les dije antes que había hecho un cambio en mi estética de siempre, en esta fecha lucia mi pelo corto, algo que nunca me hubiera animado a hacer, ni a pensarlo, pero acá estábamos con muchos cambios y en mi celebración de natalicio número 34, en el cual lucí una hermosa capelina de mi color preferido sumamente femenino y todos mis invitados me acompañaron también luciendo gorros y sombreros, ¡una fiesta de sombreros!. A decir verdad, por momentos me gustaba y por momentos no, pero de apoco me estaba familiarizando y pensé, si nunca me hubiera cortado mi cabello largo, nunca me hubiera conocido la perfección de mi cabeza, conocer mí nuca, así que ya no me preocupe.

Ya pasaron 3 meses y estoy en el momento de anunciar que culminó la primer etapa de esta aventura, todo salió optimo y mejor de lo que esperaba, digamos que mis expectativas estaban mas que superadas y cada vez mas me convencía que había elegido bien a mi agente de viaje, es más se lo tuve que recomendar también a mi suegra, si, así es, a los dos meses de tener esa noticia de embarcarme en esta travesía, la mama de mi fiel compañero también paso a ser de las que estamos en esta aventura, aunque por suerte ella no tuvo que realizar los vuelos como yo. Como me había pasado que yo me empape de otros viajeros, acá estábamos ahora para contarle nuestra experiencia y pasarle mi bitácora, aunque recién se estaba escribiendo. Siempre digo, y agradezco que le haya llegado el llamado para pertenecer a esta comunidad luego que, a mí, ya que me dio las herramientas para poder guiarla, comprenderla y apoyarla. Y cuando de apoyo y comprensión hablamos, esto es muy importante y es lo que más necesitan los viajeros como nosotras, te tengas que subir o no al avión de los cocktailes. Mi gran compañero, tiene ahora una jornada doble, por lo que también me toca a mi comprenderlo y acompañarlo, para que el pueda afrontar estos dos viajes en paralelos, porque obviamente agobia y desgasta también a quienes acompañan.

Se vienen los últimos 3 meses de esta planificación, y ahora los vuelos me tocan por semana, si mas seguidos, pero mas leves. Como siempre la noche anterior me preparo mi mochila, nunca falta mi manta adentro de ella, mi taza a lunares, mi botellita de agua y mi pelotita antiestrés para ejercitar mis líneas conectoras con esos cocktailes tan poderosos, que se negaban a veces seguir con vuelos, pero como siempre mi ingrediente primordial era la señora “actitud”, hacia que se animaran a más cocktailes.

Llego el día, y nuevamente nos movilizamos hacia el aeropuerto, llegamos, hago el check in, y cuando me llaman para abordar mi vuelo, nuevamente me acomodo en mi asiento, con mi manta. La azafata viene y me ofrece ahora otros cocktailes, son diferentes, de color transparente, más leves, aunque potentes. Y semana tras semana me subía al mismo vuelo, tomaba los mismos cocktailes, ya en estas instancias me sentía como en una gran familia, porque los veía todos los miércoles durante 3 meses seguidos, tanto a quienes me hacían el check in, como a las azafatas y a los comisarios de a bordo. Punto muy importante que me olvide de comentarles, mi agente de turismo, programo este viaje con uno de los comisarios de a bordo de estos vuelos, quien me guiaba y quien programaba la preparación de los cocktailes que bebía en cada vuelo.

Llega el mes de diciembre, y junto con esta época del año que también me encanta, como la fecha de mi cumpleaños, ya se acercaban los últimos vuelos, los últimos cocktailes, muchas emociones, muchos festejos, muchos encuentros, con familia, amigos, conmigo misma. Ya mi cabello esta mas largo, y cada vez mas me familiarizo a esa nueva yo, con mi pelo corto, pero también se presentan otras complicaciones, siguen apareciendo más cambios muy notorios, me miro al espejo y sigo viendo otra persona diferente, pero diferente por fuera y diferente por dentro, más nutrida.

Llega el mejor momento, cuando ya compraste todos los regalos, ya envolviste cada uno, le pusiste el moño y la tarjetita con el nombre de a quien se lo regalas, para identificarlo entre todos los regalos bajo el árbol, luego de escuchar el grito ¡Llego Papa Noel! Si, aunque no haya niños pequeños en tu familia, cosa que pasa en la mía, el espíritu navideño no hay que perderlo y la ilusión de papal Noel en su trineo repartiendo los regalos entrando en cada chimenea, tampoco. Y esta Noche Buena y esta Navidad para mi tuvieron esa connotación diferente también, esta vez definí yo quienes estarían celebrando conmigo, y aunque no lo pase junto a mi compañero como lo hacemos todos los años y quien me gustaría este levantando la copa junto a mí, sabía que en unos días lo haríamos para celebrar que comenzaba un nuevo año, y créanme más que nunca quería que este año se fuera y que llegara el nuevo, todo había cambiado en el año que se estaba yendo.

Situémonos nuevamente en el 24 de diciembre, lo celebramos en mi ciudad natal, junto a mi familia, tíos, primos, abuela, no estábamos exactamente todos, pero casi asistencia perfecta. Desde esa mañana no fue el mejor de mis días, luego del desayuno no pude volver a probar un bocado, no me sentía para nada bien. Pero nuevamente saque mi fortaleza y use mi gran aliada “actitud” y ese mismo malestar  logre transformarlo en bienestar; si se que no es para nada fácil y muchas veces del dicho al hecho hay un gran trecho. Finalmente llego Noche buena, la cena con la familia, risas, llantos, anécdotas, sentimientos, abrazos fuertes, recordar fuertemente a quienes ya no están, como siempre pasa en estas fechas, pero esta vez era diferente. Este año para mi, era diferente, y celebre cada uno de esos momentos, que es en realidad lo que siempre vamos a tener en nuestro corazón y lo que siempre vamos a grabar en nuestra retina, yo los llamo “momentos enlazados”, porque son de esos que te enlazan con la vida.

Llegaron las doce, el famoso grito de “Feliz Navidad”, las copas que se chocan, los besos en cada mejilla, los abrazos, los ojos llorosos de cada uno, pero de emoción, de alegría, de compartir juntos esta velada. Y ahora sí, llega el momento en el que Papa Noel ya entro por la chimenea y dejo cada uno de los regalos debajo del árbol, se empiezan a escuchar los nombres de cada uno y a llenarse de paquetes para ir abriendo y descubriendo que es. Como aclare varias veces que esta vez era diferente, me sorprendí demasiado cuando recibí regalos de quienes generalmente no están acostumbrados a regalar ellos mismos, siempre en todas las familias, y estoy segura que van concordar conmigo, hay integrantes que no acostumbran a ir en busca de regalos para los otros sino que lo hacen a través de alguien o que las mujeres se encargan de esa tarea o viceversa. Pero esta vez recibí regalos que me conmocionaron, y uno de ellos fue una agenda hermosa hecha exclusivamente para mí, y era el regalo justo para comenzar un nuevo año que se venía con muchas ansias, con mucha fuerza para seguir enseñándome el camino y los viajes que tendría por recorrer.

Porque si hay algo que te hacen entender estos viajes largos, es mirar los paisajes con otros ojos, mirarte más adentro, respetar más las sensaciones que te hacen sentir las diferentes cosas que pasan a tu alrededor, a ponerte un freno, a poner frenos, a enseñarte, a respetarte, a buscar momentos, a disfrutar de más momentos, pero también por momentos saca lo peor de vos cuando notas cosas que no te gustan y que no quieres más, a veces es difícil poder hacerlas notar, pero te juro que es mejor hablar, que solo escuchar y callar. Si, de estas aventuras y de estas vivencias imprevistas se forjan cosas mejores y te muestran tus debilidades, fortalezas y sobre todo la actitud que le pones a las situaciones.

Comencé contándoles que palabra definía el paso de esta nueva aventura por mi camino, y sigo sosteniendo que la “actitud” es la más poderosa para lograr ese viaje a la “vida”.