Hoy, en el Día del Superviviente de Cáncer, queremos visibilizar la experiencia singular de cada persona que ha transitado un diagnóstico oncológico y continúa su vida tras el tratamiento.

El cáncer no es una “batalla” que se gana o se pierde, sino un camino que implica múltiples vivencias: desde el miedo y la incertidumbre hasta la esperanza y el cuidado. Reconocemos la complejidad emocional y física que supone esta experiencia, sin exigir roles heroicos ni responsabilidades que exceden al paciente.

En esta etapa, el acompañamiento médico y psicológico, el acceso a controles y la atención integral son derechos fundamentales para promover la calidad de vida. También es un momento para reconstruir proyectos, cuidarse y redefinir el bienestar desde las propias posibilidades y deseos.

 

Este día es un reconocimiento a esa experiencia, un llamado a la escucha y a la contención, y un compromiso para continuar acompañando con respeto y humanidad.