Marianraspa.

Mi nombre es Mariana Raspagliesi y tengo una hermosa historia que contar.

Una pequeña, intensa e interesante historia. La mejor de toda mi vida. Me amigue con la vida. Fui sorprendida por el amor, y lo dejé entrar…porque llegó para quedarse.

Era un 20 de julio del 2012, lo vi por primera vez. Y ahí estaba, con ojos brillantes. Daniel, mi verdadero amor. Ni antes ni después, justo a tiempo. Cuando tenía que ser para los dos.

Un amor esperado, difícil de encontrar. Ese que parece de cuentos, pero no lo es. A primera vista y así fue. Así es…

Solo a días de conocernos con Daniel, me informa mi Mastóloga R.S. que debían realizarme una cuadrantectomía de  mama derecha con ganglio centinela por congelación.

Entonces consideré prudente y honesto, hablar con Daniel y contarle este procedimiento que era inevitable para mí. Y que sobre todo me dejaría en una condición de incertidumbre hasta tener el resultado.

Por lo tanto, quise que El supiera las probabilidades  de un resultado positivo. Ya que me parecía deshonesto  no advertirle y que en tan poco tiempo de conocernos se encontrara envuelto en una situación , tal vez, no pensada y complicada de querer bajarse del barco. Si así lo quisiera.

Su respuesta fue seguir conmigo, sin importar el resultado. Y pensando siempre en positivo.

Y así fue, siguió nuestra historia de Amor, una eterna construcción del Amor. Que día a día crecía y que minuto a minuto me enamoraba. Un hombre sabio (y que todavía no lo sabe), había entrado a mi vida para cambiarla por completo.

Enseñándome, sin saberlo, a ver, entender y amar a la vida desde otra perspectiva. Dejando atrás un pasado desestimado y triste, con pocas ganas de vivir.

El  4 de Septiembre de ese año, fui operada de mama. En el sanatorio L.L. por la doctora R.S. y ya no hubo vuelta atrás. Ella supo en ese momento mi diagnóstico.

Solo que como éticamente corresponde, esperó a decírmelo cuando la patología diferida confirmara definitivamente aquel diagnóstico que llevaría, por supuesto, un nombre y un apellido. Por lo que yo seguía, hasta ese momento, sin saberlo.

Mientras tanto, fue transcurriendo mi recuperación. Con mucho costo físico, es decir. Fue una recuperación que me llevó casi tres meses. Dada la anatomía afectada por la intervención. La rehabilitación de los movimientos y retención de líquidos del brazo derecho. Con lo que tuve que trabajar bastante para la recuperación.

Siempre estuve acompañada por mi familia y amigos. Y Daniel para ese entonces, prácticamente se había mudado  conmigo. Me cuidó desde el momento cero. Su Amor me lleno de fuerzas, me sano, me alimento. Y me ayudó, a querer vivir cada instante de esta vida.

Entonces llegó el día. Ese día, en el que para nosotros lo cambiaría todo, todo. Más que a todo, lo que hasta entonces, nos habíamos enfrentado.

Estaba ahí, había llegado para quedarse. Un Amor más gigante, ese amor que lo es todo. Y por el que das todo. Un Hijo.

Esa mañana del 21 de  Septiembre. A 17 días de haberme operado de la mama. Amanecí diferente. Algo en mi era diferente. La piel, el sentir….

Y si… estaba embarazada.

Ni la lluvia, ni el fuego, ni el caos, ni nada de nada podía ni pudo nunca jamás opacar esta noticia. Nuestro hijo había entrado en nuestras vidas para quedarse y multiplicar potencialmente nuestro amor.

Llame en cuanto pude a mi mastóloga R.S. para contarle la gran noticia. Pero no esperaba encontrarme con aquella respuesta. “Mariana, te saque un cáncer de mama ductal in situ, con ganglios libres. Tenés que hacer ya un tratamiento oncológico. Necesito que lo comiences cuanto antes”….

Y la vida se paro inmediatamente. Esas palabras hicieron un silencio en mí. Un largo silencio en el que no existía ni yo. Era la nada misma. Un vacio imposible de llenar y de explicar. Como el agujero de la no existencia, o algo así… una atmosfera desconocida, vacio total….

Pasamos varias noches de incertidumbre y sin dormir. Debido a que no sabíamos que podía pasar con el embarazo y conmigo en esa situación. Hasta que pudiéramos ir a la primera entrevista con el oncólogo. Que tristemente tendría en sus manos, la vida de mi hijo y la mía.

El doctor A.H, mi oncólogo. Nos devolvió el alma al cuerpo. Nos dijo: “este embarazo es viable. Tu vida no corre peligro, ni va a correr peligro durante el embarazo. Yo te lo aseguro, vas a estar bien”. Y así fue …

Vivimos un embarazo hermoso. En una relación hermosa. Conociéndonos, todavía. Nada fue fácil. La vida no es fácil. Hay que hacerla día a día lo más fácil y hermosa posible. Pudimos seguir adelante. Lo que sobraba era Amor y ganas. El resto fue pura construcción. Ladrillo a ladrillo. Y cuando el castillo se caía, volvíamos a intentarlo. Así fue y es nuestra historia. Se construye constantemente. La vida da muchas posibilidades de reeditarla y seguir hacia adelante.

El 9 de Mayo del 2013 nació con 37 semanas Agustín. Hermoso nuestro bebé. Y una experiencia hermosa de recordar, junto al obstetra A.C.

Cuando Agustín tenía un mes y medio de nacido comencé con el tratamiento oncológico. Recibí seis ciclos de quimioterapia, dos meses de radioterapia y dos años de T.

Cada  dolor y malestar que fui sufriendo con el tratamiento fue sanado con esta hermosa y oportuna vida amorosa que deje entrar y transcurrir en mi vida.

Logre cambiar ese sentimiento horroroso de no tener deseos de vivir. Por darle gracias a la vida de esta nueva oportunidad de continuar viva y seguir adelante cueste lo que cueste.

El amor, de toda forma en la  que se presente, siempre es sanador.

Llevo tatuado en mi cuerpo. Una cicatriz que me lo recuerda, en la intimidad de mi soledad.