Esperanza Viva

Jamás, escribí nada, ni un poema de amor en la adolescencia. Jamás pensé en escribir, y jamás pensé escribir sobre cáncer.

La hoja en blanco y la lapicera frente a mí, se me ocurre ¿Qué significa cáncer? Abandono el papel, y busco en internet, Cáncer: “tumor maligno que tiende a invadir los tejidos orgánicos circundantes”.

¿Y por qué se formó en mi cuerpo ese tumor maligno? ¿Por fumar?  Hay gente que fuma y no se enferma, hay gente que, no fumó nunca y se enferma.

“Dejen el cigarrillo, algún día se van a acordar de mí”, retumba en mi cabeza la voz de mi padre.

Es diciembre de 2018. Hoy puedo decir tuve cáncer, puedo nombrar la enfermedad. Cuando me enfermé no podía.  Pocos  tuvieron cáncer en mi familia, y era algo que creía no me iba tocar a mí. Sin embargo cuando me enferme,  sentí que yo lo fui atrayendo a mi cuerpo y que me había preparado para hacerle frente.

Fui una niña, adolescente y adulta con muchos miedos.

Empecé a fumar a los 15 años, quizás porque estaba de moda, no sé, creo que quería tapar cosas con el humo, ¿Pero qué?… Hoy creo saberlo.

Fumé hasta los 60 años, cuando me diagnosticaron un tumor en el pulmón izquierdo.

A mediados de los años 70 comenzaron las campañas en contra del tabaco, y fumar me empezó a llenar de culpa y de temor a enfermarme. ¿Si tenía tanto miedo porque seguía fumando?…

Tenía 20 años cuando me casé, a los 21 nació mi hija, a los 24 mellizos varones y a los 25 mi hija menor. No existía ni el lavarropa automático ni los pañales descartables y mi situación económica no era la mejor. ¿Estaba preparada para afrontar todo y criar 4 niños? ¡¡¡¡¡¡NO!!!!! Pero supe hacerlo, solo me dedicaba a ellos y mis miedos allí se acrecentaron.

Mi marido trabajaba, no estaba en todo el día y yo me quedaba al cuidado de la casa y de los niños. Me fui conformando a medias, mi vida giraba alrededor de ellos.

Con el correr de los años socialmente estaba mal visto fumar, más culpa sentía. Así fueron pasando los años, mis hijos comenzaron a retarme  cuando me veían con cigarrillos.

Físicamente yo me sentía bien, siempre fui muy inquieta, caminaba, andaba en bicicleta, bailaba…

Pero cualquier dolencia física, me asustaba. Comencé a tener presión arterial elevada y me medicaron.

Emocionalmente no siempre estaba bien. Comencé a leer libros de autoayuda, más o menos todos hablaban de lo mismo: las emociones, los estados de ánimos, los miedos enfermaban el cuerpo y le fui encontrando sentido, muchas o casi todas las enfermedades tenían una raíz emocional. Cáncer: herida profunda, resentimiento que se arrastra. No, yo no tenía resentimientos ni heridas profundas yo tenía miedos.

También acudí a tener sesiones con psicólogas, lo único que conseguía era conocerme más pero los miedos seguían ahí.

Mis hijos vinieron juntos y se fueron juntos, acostumbro decir y la vida y el espacio se me hizo doloroso cuando fueron volando cada uno a seguir su camino.

En 2008 decidí viajar a Córdoba a estudiar yoga, tenía ya 52 años y también en ese año nacen mis primeros 2 nietos, hijos de mis hijas. ¡Qué hermosos pero otras personitas más para preocuparme! Y temer que les pase algo ¡Qué mal vivía!

En 2010 me hablaron de Reiki, hice primer y segundo nivel. Comencé a dar yoga y dar Reiki a quien me lo pidiera, ocupaba mi tiempo pero no estaba en paz ni relajada.

En 2015, empecé a notar que estaba muy delgada, pensaba que era mucha actividad física, visité al médico, pidió análisis de sangre y dieron bien, los repetí en diciembre y no había nada anormal.

En octubre de ese año cumplí 60 años  en enero de 2016 me jubilé.

Hay fechas que no se pueden olvidar, 30 de marzo 2016, día jueves me preparaba para dar mi última clase semanal de yoga, cuando de repente tosí y escupí sangre, (se me moviliza todo el cuerpo al recordarlo). En voz alta me dije DIOS MIO, “soné”, sentí que era grave, nunca me había pasado, de escupir sangre. ¿Cuál fue mi pensamiento? Cáncer de pulmón ¿Por qué tuve ese pensamiento tan negativo? Porque conocía una chica que le había aparecido de esa manera. La angustia se apodero de mí…

Por la noche se lo conté a mi marido y a la mañana siguiente visite al médico. Pidió una T.A.C. simple y trato de tranquilizarme.

No recuerdo como, ni que le dije, pero si le hice saber a mi hija mayor que vive cerca de casa y esa misma tarde me acompañó con su marido a hacer el estudio, mis otros hijos no quise que supieran porque el 1 de abril cumplían años mis varones mellizos y el 3 de abril mi hija menor, no les iba a amargar el cumple.

El lunes con los estudios en mano el Dr. confirmó un tumor. Quiero recordar que sentí y no puedo, si sé que entre en un estado de angustia y contradicciones, “no puede ser”, “ va ser benigno”, lloraba, no lo creía, a mí no, tenía fe, la perdía……

Me derivó a un especialista de tórax que él conocía y tenía mucha confianza porque había atendido a su esposa que había pasado por lo mismo. Me consiguió el turno rápido. ¡Qué miedo, qué angustia!

Me acompañaron mi hijo, mi hija, mi yerno y mi marido,  había dos médicos, apenas cabíamos en el consultorio, muchas dudas y miedos invadían el ambiente.

Me hizo muchas preguntas, le llamaba la atención que con esa T.A.C. pudiera andar en bicicleta, subir escaleras, me reviso y dijo que no tenía ganglios, pero hablaba con su colega como si yo no estuviera decía: “tiene un tamaño importante”, “si envuelve la aorta no se pude operar” y no sé cuánto más… ¿Podrían tener un poco de consideración?

Salimos de allí con un montón de papeles en mano  y pedidos de T.A.C. con contraste y punción en el pulmón, análisis etc., y fue allí a partir de ese momento, que mi hijo J. se hace cargo hasta hoy de  pedir turno, buscar autorizaciones ir y venir al hospital a buscar resultados etc., armar una carpeta con todos los estudios, (yo nunca quise ver ninguno. Recién pude hacerlo 2 años después).

En pocos días tenía lo pedido y  con ellos volvimos al especialista de tórax, no conocía los resultados, mi familia sí. Mi hijo recordó con ternura hace pocos días, que yo hacia reiki a los estudios, sin saber que ellos ya sabían que no habían dado bien. El médico puso el disquete en la computadora y dijo: “No tengo buenas noticias, el tumor no es benigno. Va a tener que buscar un oncólogo”.

Ya no había dudas, empecé a llorar sin control y lo mire y le dije: ¡YO NO ME VOY A MORIR DE ESTO! “Me parece bien que lo tome así”, dijo.

Salí de allí llorando sin disimular nada.

Pensé: menos mal que me tocó a mí.

Comienza otra historia, ya sabía que estaba enferma, no podía nombrar la enfermedad pero me tenía que hacer cargo.

Mi nuera rápidamente me consigue turno en el H.I., con la DRA .jefa del servicio de oncología. En ese momento aparece en mi vida la querida DRA. V. Vio los estudios, me pesaron, 52 kg pesaba ¡CÓMO LLORABA EN LA SALA DE ESPERA!

La punción del pulmón dejaba ver que era malo, pero no que tipo de células. No había tiempo que perder, hablo con el DR. T. para que me hiciera una fibrobroncoscopia, ¡feo y molesto el estudio! No sabía que me iban a tener que hacer lo mismo 2 veces más.

En abril de 2016 me hicieron 15 estudios.

Cuando tuve tiempo de pensar me dije ¿Qué está pasando? ¿Y mis miedos? Enfrente todos los estudios tranquila, sin temores T.A.C., punción, resonancias, PET, colonoscopia y antes tenía tanto temor que de solo pensarlo me producía  taquicardia. No había pasado nunca por ningún control de este tipo, salvo radiografías.

El PET, mostró que no había metástasis. Había que esperar el taco de la fibrobroncoscopia y que droga tenían que colocarme. La DRA. me había explicado que lo iba a reducir con quimioterapia y después con otros estudios, iban a decidir si operaban o usaba rayos.

Creo que ya estábamos en el mes de mayo, había que esperar, entre tanta cosa tuve una infección de vías urinarias con análisis y urucultivo por primera vez en mi vida ¿Por qué todo junto? No le encontraba explicación.

Pero la vida me deparaba una linda sorpresa, mi hijo me invitó a irnos solos a pasear a Bs. As.  Fuimos a un hermoso hotel, restaurantes, museos, teatro. Me regaló un tapado rojo y me hizo medir un sombrero diciendo que era para su esposa. Una tarde me dice ponente linda que vamos a tomar el té, a un importante hotel (hoy cerrado por reparación). Yo de sombrero me transportaba a otro siglo, 3 mozos serviciales nos atedían y había cierta picardía en sus caras, parecían darse cuenta que estos dos cordobeses escondían algo.

Estaba feliz, y también abrumada por tantas cosas que me estaban pasando en poco tiempo, recuerdo que pensé si ellos supieran que tengo cáncer. ¡La enfermedad viajó conmigo! Me río mucho cuando me acuerdo que cuando nos retirábamos le di un beso en la mejilla a cada uno de los mozo, estaba “mareada”. Uno de ellos nos invitó a conocer el restaurante del hotel, el más antiguo de Bs. As. (1909)

Todo conspiraba para mi felicidad.

Y así entre alegrías, tristezas, estudios y miedos llego el día de la primera quimioterapia.

Estaba asustada, no sabía cómo lo va tomar mi cuerpo, la Dra. había decidido que la pasaran en 2 días por mi bajo peso. Me hacia reiki, le hacia reiki a las drogas. Y comenzamos jueves y viernes cada 21 días. La toleré bien, prácticamente no tuve vómitos, mis análisis preliminares mantenían las plaquetas bien y las defensas dentro del cuadro, bien.

Aplicaba todo lo que había aprendido y leído. Hacía yoga, practicaba respiración para tranquilizarme, imaginaba el tumor y lo iba disolviendo mentalmente.

Siempre con amor y cariño sabiendo que era una parte de mi cuerpo .Media 7cm por 3cm .Mi amiga C. me ayudaba con meditaciones, mi amiga A. trataba de invitarme a pasear para que me sintiera animada, y M.L. me visitaba en la quimioterapia siempre que podía. Mi parte espiritual se llenaba rezando y visitando a la Virgen de LOURDES  e imaginar frente mío siempre en los estudios al JESÚS DE LA MISERICORDIA acompañándome. También lloraba y golpeaba almohadones.

Mucha gente me hacía  saber  que rezaban por mí. CÚANTO AMOR RECIBIA y lo sentía, me fui llenando de amor.

Durante todo el tratamiento seguí dando yoga, 2 turnos por semana, y haciendo terapia .

Mis hijos estaban siempre presente, temían  perder a la mami, lo confesaron después.

Mi hija menor vino de su ciudad, .para acompañarme en alguna quimioterapia.

En ese tiempo mis padres tenían 91 y 92 años, no podía decirles y no quise que supieran que tenía cáncer si para mí era una enfermedad con mala prensa y sinónimo de muerte (eso creía por esos tiempos) imaginaba que significaría para ellos. Les hablé de un problema en el pulmón, que tenía que hacer tratamiento pero no mucho más y como yo estaba bien pensé que lo creyeron, si mi madre,  no así mi padre, que ante cualquier cosa que escuchaba pensaba que hablaban de mí.

Venía teniendo problemas de ausencias por la edad misma, y un día tuvo una isquemia y su mente quedó en otro tiempo, y dejó de saber quién era él y nosotros. Estuvo internado por ahí volvía a la realidad y me llamaba, cuando volvió a casa perdido me llamaba, yo consideré que estaba sufriendo por mí y fui y le dije: papá, tengo que decirte algo: la Dra. ME DIO EL ALTA, ESTOY CURADA, no sé si entendió, pero no me llamó más.

En julio cumplio años y el 20 de agosto a los 92 años falleció, yo iba por mi cuarta quimioterapia.

Mi cabello no se había caído así que pude pilotearla con mi madre que hoy tiene 94 años.

Después de las tres primero quimio (eran 6) hicieron los controles para ver cómo iba.

T.A.C. con contraste, y nuevamente fibrobroncoscopia,  donde antes había sacado muestras, no había nada. FESTEJO FAMILIAR. El tumor se redujo a 3cm por 1,5 cm.

La quimioterapia se terminó en septiembre.

Algunos estudios más, test de la caminata etc. y los médicos oncólogos, neumólogos, cirujanos se reunieron para aunar criterios en los pasos a seguir. Tenía un EPOC importante según señalan los estudios, cuando el médico terminó de hacer la espirometria, le dije DIO BIEN ¡NO, TENES UN EPOC! de moderado a serio, casi le empiezo a discutir, si yo hacía yoga y hacia todo tipo de respiraciones y no lo sentía ¡JA,JA!

La decisión de mi médica fue no operar de la manera convencional, pese que el cirujano consideraba sacar esa parte, ¿Qué hago yo si una célula queda por ahí dando vueltas?

Se contactó con el instituto Z. y con todos los estudios me presenté, el tumor se había reducido a algo más de 1cm. Me explicaron que lo iban a exterminar con rayos (micro cirugía), no se llama realmente así pero no se su nombre real.

Cinco sesiones iban a ser suficientes. No hacía demasiados años que la tecnología permitía hacer rayos en el pulmón, como  se mueve se disparaban para cualquier lado. ¡GRACIAS DIOS, COMO AVANZO LA TECNOLOGIA Y LA CIENCIA!

Tenía que esperar que organizaran todo. Y llego octubre y cumplía años.

¿Que había cambiado en mí?, muchas cosas ya no aceptaba la vida como venía, quería ser artífice de ella. Siempre había querido festejarlo con mis compañeros de la secundaria, muchos de ellos de la primaria, y nunca lo había hecho. Y a los 61 los festejé con ellos. Pizzas empanadas, torta, mis hijos y marido siempre ahí ayudando y festejando con migo. ¡QUE ALEGRIA SENTI!

En noviembre, fui al instituto Z. y me armaron la camita, como le llamaba yo y comenzaron la radioterapia. Me  acostaba e imaginaba frente de mi la figura de JESÚS MISERICORDIOSO, irradia dos rayos de su corazón y cada vez que la máquina giraba yo imaginaba que esos rayos del corazón entraban en mi cuerpo.

Todo estuvo bien y en el mes de enero la T.A.C. confirmaba que lo que se veía donde había estado el tumor, era una pequeña cicatriz o fibrosis .NO ESTABA MAS. ME HABÍA CURADO.

“Tiene que hacer un viaje y olvidarse de mí, “me decía la Dra. cada vez que la visitaba con los estudios pedidos, me daba un abrazo y me decía: ¡Váyase tranquila esta bárbara!

Cada vez que iba a consulta llevaba anotado lo que había sentido en ese tiempo y todas las preguntas que quería hacer, siempre atenta respondiendo todo, incluso los mensajes enviados.

Mi peso era 60 kg, me fui con mi amiga de toda la vida unos días a la sierra, solas las dos ¡no lo había hecho nunca! Parecía que el cáncer había venido a cambiar mi vida, y si pienso que yo siempre decía,  no me quiero morir así, no suena disparatado.

En marzo de 2017 comencé a tomar unas pastillas que son para cáncer de pulmón de células grandes, tiene muchos efectos secundarios, los viví a casi todos, ninguna tan grave como para suspenderlas. La piel muy seca, sarpullidos en el cuerpo, se caían las cejas, se infectaron las pestañas tenia ruido al respirar, se debilitó el cabello, etc.

Siempre me gustó bailar. Yo ya no era la misma, plantee la posibilidad de ir a aprender a bailar tango. Sé que si no hubiera pasado por todo esto no lo hubiera hecho. Muchas cosas habían cambiado, quería sentirme en paz, divertirme y empezamos a hacer más salidas que lo habitual. Me molestaban cosas, como quejas y problemas por pequeñeces, pero bueno, el cambio lo había hecho yo no todo mi entorno.

Transcurría el año y no todo era color de rosas. Todo había pasado muy rápido lo que había que hacer lo hice, pero empezaba a tomar real conciencia de que había tenido cáncer y que se podía repetir  y a  tomar conciencia de muerte. “Todos nos vamos a morir “, decimos fácilmente, pero no forma parte del cotidiano de nadie, menos del mío, con padres de más de 90 años.  Reaparecieron los temores, ante un pequeño resfrió o tos acudía al médico, los estudios eran cada tres meses y al año Mamografía, Resonancia a la cabeza, Centellograma óseo .Se acercaba la fecha de los controles y se me acrecentaban las molestias, infección urinaria recurrentes, estaba muy sensible lloraba por todo. Mi médica me aconsejó que viera a la Psico- oncóloga que tenía el equipo. La visitaba 2 veces al mes, cuánto me ayudó mi querida B. Con ella entendí que no era sinónimo de muerte  el cáncer. Le decía B. a mí todo esto me tiene que hacer un click.

El viaje sugerido por la Dra. llegó a final de ese año, mi hija y su marido nos invitaron a PUNTA CANA, no conocía el Caribe, Me tenía que proteger del sol por la medicación que afectaba la piel, la pasamos hermoso, pero la verdad mi cabeza seguía sintiendo que seguía enferma. La T.A.C. de enero de 2018 daba que había algo en el pulmón. La doctora fue clara; podía ser moco, cicatriz o enfermedad y la única forma de saberlo era por medio de fibrobroncoscopia nuevamente, sentí una gran alegría cuando en medio del estudio escuche al médico decir que era  de consistencia dura asegurando al fin del estudio que era fibrosis. Pero el pulmón había colapsado, entendí que era por los rayos,  casi no entraba aire. Mi vida no cambio mucho, sigo bailando tango, feliz.

Desde que me apareció la enfermedad hasta enero de 2018, amigos, primas, consuegra,  tías  habían muerto y estaban sanas cuando yo pasaba por todo este proceso. Entendí que no hace falta tener cáncer para dejar esta vida.

En una sesión con B. me encontró muy ansiosa y me sugirió que debía ver a una médica. ¿UNA PSIQUIATRA ME DECÍS? Sí, dijo. Me negaba a ir por temor que me dopara, le dije que me lo dejara pensar. Mi familia estaba de acuerdo con ella. ¡GRACIAS que fui! Me medicó con dosis mínimas y al bajar la ansiedad, las cosas se veían de otra óptica.

Pasado el tiempo me hizo recordar cómo había reaccionado cuando me habló del psiquiatra, creía que no me hacía falta ¡ja, ja, ja!

Seguía dando yoga, yendo a tango que me encanta, subiendo al escenario a bailar a fin de año, y agregué a la parte artística mosaiquismo y esas horas con las otras alumnas la pasaba regio.

Mi médica me había dicho en tantas charlas, “tiene una enfermedad crónica”, a mí me va a tener que venir a ver así sea una vez al año siempre. Tanto vivido, tanto aprendido en este tiempo que el conjunto de todo, un día me hizo el CLICK. ¡ESTÁS VIVIENDO COMO ENFEMRMA! me dije, y no lo estás.

Y comencé a VIVIR  el día a día, se debilitó el cabello, me lo corte, me costaba mirarme al espejo, mi cabello siempre lo había mantenido largo, llevo un año, no crece y se para como el del pájaro loco ¡ja, ja, ja!

¡Cuántas cosas aprendí en este tiempo!!!!! En dos días tengo que hacer T.A.C. de control después de 6 meses. ¿TEMOR? quién no.

No sé qué pasará conmigo, si aparecerá en otra parte de mi cuerpo, ni cómo lo voy a tomar. ESO ES FUTURO  y otra historia .Hoy es 08 de 01 de 2018 y estoy sana.

Siento que las palabras de mi  padre las viví como un mandato, la vida vivida no muy conforme, los miedos  y tanto cigarrillo habían sido un caldo de cultivo para que el cáncer se hiciera presente en mi cuerpo ¿Por qué creo que se dio en el momento justo? Porque me había jubilado y tenía obra social, mi nuera que conocía tanta gente me abría los caminos para conseguir turnos y autorizaciones, y todo se hizo muy rápido, porque el haber estudiado yoga y reiki me ayudaba a respirar y tranquilizarme y podía hacer frente a la enfermedad de otro lugar. Las cosas pasan cuando estamos preparados.

Gracias hijos por tanto amor, a mi marido que me lleva donde necesite ir, y me decía JUNTOS Y A LA PAR, a mi nuera y yernos, a mis amigas M. L., A. y C., a mis alumnas de yoga, a mis compañeras de mosaiquismo. Al H.I., mi Dra. V., a mi psicóloga B. mis hermanos y mi madre que con 94 años tiene un espíritu envidiable, a los jóvenes médicos M. y A. a quienes mi hijo les hacía ver los estudios apenas los recibía .Y a DIOS el más grande de todos.

A los soles de la familia, mis nietos C., B., L. y al más pequeñín e inquieto de todos  B. que me llenan de alegría y amor.

Si paso por esta hermosa vida y dejo huellas en mis nietos habrá valido la pena.

¡¡¡VIVA LA VIDA!!! Y A VIVIR, el cáncer muchas veces se cura, no solo el cuerpo, sino el alma, hay que detenerse a ver que nos vino a mostrar.