Sefardita

El comienzo de la odisea
Diciembre 10 2017

Como muchas mujeres del mundo, un día de diciembre del 2017, al hacerme el autoexamen, encontré una bolita en mi seno derecho. Lo primero que pensé fue: “Nooooo, es otro quiste como cualquier otro”, pero a medida que iba tratando de imaginar los bordes que sentía con mis yemas de los dedos, percibí que no era como los otros.

En resumidas cuentas (este “toro hay que tomarlo por los cuernos”) hablé con mi hija y ella me acompañó a la especialista. En la consulta la doctora me examinó, me indicó que necesitaba la mamografía y un ultrasonido…y así empezó todo.

Escribo este blog para ayudarme a poner en palabras las miles de ideas que me llegan a la cabeza cuando pienso en mi cáncer de mama; también, para ayudar a miles de mujeres que se encuentran a la deriva pues no cuentan con un excelente grupo de médicos como el mío, profesionales de la medicina y la salud que no han hecho más que rodearme de consejos, calidez y cariño. Así mismo, para compartir toda mi experiencia que considero necesaria para exorcizar el demonio que representa la palabra cáncer en la vida de las mujeres.

Procuraré llevar un recuento paso a paso de mi experiencia y hacer un seguimiento de lo que vivo y siento como ayuda para mí y otras mujeres en el mismo trance.

¿Qué he hecho por mi recuperación hasta el momento?

  1. Dejar de fumar.
  2. Seguir una dieta rica en nutrientes y proteínas, baja en carbohidratos y azúcares, recomendada por la nutricionista oncóloga.
  3. Hacer ejercicios para el brazo, para la prevención del linfedema,  y recurar su movimiento lo antes posible.
  4. Ver películas que me gusten.
  5. Hacer una actividad que me guste, como acariciar a mis gatos, cuidar mis plantas, oír música, ver películas, leer un libro o escribir.
  6. Dormir bien.
  7. Seguir las instrucciones de los médicos.
  8. Empezar a acudir donde un psiquiatra que me apoye durante mi tratamiento.

Eso sí, es importante que en este momento tengas ayuda en casa: ya sea de tu familia, de amigos voluntarios o que pagues por ella. Es importante recuperarte el 100% para seguir con el tratamiento, y eso incluye cuidarte en casa.

Los retos que enfrentaré:

  1. Prepararme física y emocionalmente para no decaer durante el tratamiento.
  2. Asumir mi cuerpo sin cabello y sin pezón.
  3. Aceptar mi nueva imagen en el espejo.


La mañana después…

Febrero 11 2018

Quien dijo que la mañana después de una cuadrantectomía de mama era fantástica, mintió vilmente. Uno se siente fatal, todo le duele (con opiáceos incluidos) y, para rematar, uno se sabe infamemente mutilado. Pero lo bueno de este cuadro es que todavía no puedes ver en el espejo la realidad de la devastación. Tu cuerpo, amigo de tantos festines, celebraciones, luchas y cruzadas, aparece en el espejo como un campo asolado después de una batalla: cortes, llagas, gasa, microporo …algo de sangre. En fin, lo ideal es pedir que te ayuden a bañar, con agua bien tibiecita, para lavar las impurezas que deja la guerra en tu cuerpo. ¿Mancillada por la guerra? Pues sí, pero hay que seguir en la lucha. Así que, a bañarse, cambiarse, verte bien y con una sonrisa en los labios. ¡Adelante!

Es hora de ponerse a ver clásicos de la segunda guerra mundial, películas de vaqueros, algo por el estilo. Nada de dramas romanticones (o lacrimógenos, como decía AR) que te harán añorar viejos amores o llorar hasta la deshidratación. ¡No, no, no, no y no! Hazte asidua de películas combativas, novelas emocionantes, de aventuras, divertidas, hilarantes, galantes, llenas de misterios, etc. Súmate a DirecTV, afiliate a Netflix o Filmin o a algún distribuidor de televisión por cable.

¡Que no te gusta el cine! Pues oye música, la que gustes. Descansa, aliméntate, repara las heridas de tu cuerpo y de tu mente. Empieza a hacer yoga, sal a caminar, comienza a escribir un blog, teje una bufanda, toma tus medicamentos, déjate consentir por tu familia o amigos, reposa, duerme bien. Esto es lo que te ayudará a seguir adelante con tu vida. No creas que retomar los oficios caseros, cocinar y otros menesteres es seguir con tu vida, no. Eso es seguir con una rutina. Seguir con tu vida es pensar en ti, en tu recuperación, en vencer al enemigo con el que has librado una primera batalla. Hay que reinventar la distracción para olvidar el dolor y la lucha en la que estás inmersa por propia iniciativa. Hay que seguir adelante.

Cómo prepararse para enfrentar la quimioterapia
Abril 12 2018

He podido leer todo lo que he encontrado sobre la quimioterapia y sus efectos secundarios. Para decirles la verdad: ¡ESTOY ATERRADA!

No sólo recuerdo cuando a mi madre la sometieron a su tratamiento hace 30 años (por mucho que toda la familia y médicos me diga que ahora no es para nada igual, la ciencia ha avanzado, eso no te pasará a ti, y  un largo etcétera) cuando quedaba postrada en la cama día enteros con una debilidad  abrumadora, cuando yo le tenía que inyectar un antihemético porque no conservaba ningún alimento en el estómago, cuando no podía tomar sol porque sentía que el sol le quemaba la piel, etc., sino que en verdad mis peores terrores se han confirmado en páginas como las de las asociaciones de cáncer. La parte racional de mi mente me dice que no todos los efectos secundarios les dan a todos los pacientes, es la verdad; pero la parte emocional de mi cerebro se encuentra estática, paralizada en estos posibles efectos.

El que más me aterra es quedarme sin cabello. Ustedes dirán: ¡Pero eso qué es, si vuelve a salir! El problema es que siempre me he visto con pelo desde que tengo uso de razón; así que en mi mente emocional estoy tratando de adelantar lo que sucederá cuando me vea ante un espejo y ya no tenga mi pelo de siempre. Una de las cosas que hice al enterarme que tenía cáncer fue cortarme el pelo. Un día le dije a mi hija que me acompañara a la peluquería y me corté mis bellos rizos y le dije al peluquero que dejara mi pelo de un centímetro de largo. Ahora lo tengo de 2.  Aunque mi mastóloga diga “quimioterapia para cáncer de mama que no tumbe el pelo, no sirve”, yo no me imagino calva.

Este terror es bien fundado, ya que 5 de cada 10 pacientes en quimioterapia abandonan sus tratamientos debido a la alopecia. No creo que yo me retire del tratamiento, no soy tan vanidosa ni me importa lo que la gente diga de mí sin pelo, pero aun así me causa aprehensión. Por eso, le escribí a un amigo, que vive en Nueva York, y le pedí que averiguara sobre gorros fríos contra la alopecia o gorros refrigerantes; yo por mi parte busqué en Amazon y le envié la información. Encontramos varios, el que decidí a comprar es californiano. Al hablar de esto con mi oncólogo, me dijo: “Mira, si no se te cae el pelo, te los compro para mis pacientes”. Así que ya tengo un posible negocio en ciernes.

De todas maneras, en   Colombia (Barranquilla incluida) no existen campañas como la de la artista S. D. llamada “corona de henna para pacientes con cáncer de mama” y apoyada por una fundación de Canadá. Esta campaña, apoyada por artistas plásticos, dibuja coronas de filigrana de henna en los cráneos calvos de las pacientes con cáncer de mama. La campaña ha logrado sacar de su depresión a pacientes que incluso las deprimía usar pelucas. Yo, con peluca: ¡JAMÁS! No sé el porqué de este terror atávico, pero lo tengo por sobre otros efectos secundarios que pueden ser más devastadores, como la pérdida de apetito que conlleva a anemia, la pérdida de peso, el linfedema, la confusión mental, el insomnio o las neuropatías periféricas. No sé, el caso es que ya me estoy preparando.

Así que hay que tomar medidas:

  • Vaya preparada para sus sesiones de quimio. Lleve: una manta (porque le puede dar frío), una bebida caliente (no láctea, ni café, ni té), guantes y medias gruesas (por lo del frío), audífonos y música (no le pediré que baile, pero si quiere hacerlo, perfecto).
  • Pensar en tener compañía para no estar sola durante sus sesiones y después de cada sesión de quimioterapia.
  • Tener alimentos sustitutos de los lácteos por si causan malestar (por ejemplo, los jugos de frutas, batidos)
  • Los helados pueden ayudar si hay ampollas en la boca.
  • Llevar una dieta alimenticia de la mano de la nutricionista.
  • Armarse de buenas películas y series si no se puede concentrar.
  • Consultar al algesiólogo si los dolores son muy fuertes.
  • En todo momento consulte con el oncólogo si siente que ha habido cambios que puedan ser efectos secundarios.
  • Hacer sesiones de maquillaje para personas con quimioterapia.
  • Exigir en su Empresa Promotora de Salud (EPS) su derecho a un tratamiento integral.
  • Anote todo lo que se le ocurra que pueda servir a su oncólogo o equipo médico tratante.

Tóxicos para sobrevivir
Abril 1 2018

Hace muchos años, cuando atendí a mi madre en sus días posquimio, pude apreciar los efectos devastadores de estos químicos en el cuerpo. – Pero eso fue hace más veinte años -, me dicen. Sí, hace más de veinte años, pero la palabra quimioterapia sigue causando terror entre los pacientes con cáncer. La respuesta de todo el mundo a los interrogantes que tenemos los pacientes en tratamiento de quimioterapia, es que estos químicos son tóxicos, sí; pero necesarios para erradicar totalmente el cáncer de las células más ínfimamente pequeñas y especializadas, que se ignora si se lograron quitar con la cirugía. En fin, para el 90% de las pacientes con cáncer de mama, la quimio es indispensable.

Los que hayan hablado de los efectos secundarios de la quimioterapia, incluidos médicos y enfermeras, y digan que hay que tener paciencia porque algunos son molestos, yo les diría: ¡NO SON MOLESTOS, SON PEOR QUE ESO! Pongamos como ejemplo mi tipo de quimioterapia:

  1. Tendré 4 sesiones quincenales durante 8 semanas de dos químicos, junto a una serie de medicamentos [antieméticos y corticoides contra el dolor] y
  2. un segundo día para la infusión de un medicamento, llamado de factores estimulantes de colonias, para estimular la producción de neutrófilos (un tipo de células sanguíneas necesarias para combatir las infecciones).

Luego vendrá un ciclo de 12 semanas con otro químico. Pero no me adelantaré a los acontecimientos: Centrémonos en esta primera parte. Todos esos medicamentos causan efectos secundarios; tanto los tóxicos de la quimioterapia como los coadyuvantes en el tratamiento. Describir los efectos secundarios de cada uno sería infinito, casi como el número de personas que están en tratamiento. Considero que por cuestiones netamente egoístas y prácticas sería mejor describir mis efectos secundarios, para que le puedan servir a otras personas que no saben cómo decirles a los médicos tratantes lo que tienen y sienten.

EPS: ¿Empresas Prohibidas para la Salud?
Abril 12 2018

¿Se han preguntado alguna vez cuál es la tasa de mortalidad de los pacientes con cáncer (de cualquier tipo) en el territorio nacional? ¿Nunca se les ha pasado por la cabeza? Ahora que me encuentro en esta guerra sin cuartel, que es la lucha contra el cáncer, no me concentro mucho, pero me queda mucho tiempo para pensar durante mi incapacidad laboral. Así que las ideas que sobrevienen las anoto.

  1. ¿Será posible que el gobierno colombiano se haya inventado las Empresas Prohibidas para la Salud (EPS) con el fin de hacer una reducción poblacional sin necesidad de los campos de concentración, como en su momento hizo el Instituto Lingüístico de Verano para llevar a la aniquilación a centenares de pueblos indígenas del país?
  2. ¿Las Empresas Proscritas para la Salud (EPS) tienen como misión y visión, en sus diseños organizacionales, lucrarse a través de técnicas genocidas encubiertas por la Ley?
  3. ¿Se puede llamar crimen de lesa humanidad cuando una Empresa Podrida para la Salud (EPS) niega las medicinas necesarias para el restablecimiento de la salud de un paciente y este muere; ¿y así sucesivamente, con pacientes que sufren enfermedades terminales, huérfanas y de alto costo?
  4. ¿Los dueños de estas Empresas Pútridas para la Salud (EPS) no deberían ser juzgados por crímenes de lesa humanidad o sólo se hace esto con criminales de guerra?
  5. ¿Las Empresas Putrefactas para la Salud (EPS) tienen permitida la tortura física, psíquica y emocional a las que someten a sus usuarios y familiares cuando permiten lo paseos de la muerte, de funcionario en funcionario, hasta que el paciente asqueado desiste de sus derechos, se da por vencido y se sienta a lamer sus heridas hasta empeorar o, quizá, morir?
  6. ¿No se supone que el gobierno creó los Planes Obligatorio de Salud (POS o será Planes y Obituarios de la Salud, o será Planes…) para que la población nacional gozara de este bienestar y además se previnieran problemas de salud mayores?
  7. ¿O estoy delirando?

Esta serie de preguntas y reflexiones me han llevado a tener un seguro de medicina prepagada; seguro al que no puede acceder el 80% de los colombianos y colombianas. Aun así, en enfermedades de alto costo como el cáncer, se tienen que ingerir medicamentos que no los suministra el plan de medicina prepagada. Es allí cuando empiezan los míseros, calamitosos, mezquinos y sórdidos paseos de la muerte para los pacientes y sus allegados. ¿Qué se dice de una EPS que le niegue a su afiliado los medicamentos para paliar las náuseas, el vómito, la pérdida de la flora intestinal, los dolores, los pañales, las bolsas para residuos colorectales, la atención médica en casa y los cuidados paliativos para los enfermos terminales que pueden ofrecer enfermeras especializadas?

Pongámoslo así:

  1. Resulta que usted, por no confiar en su abominada EPS (signifique lo que signifique esta sigla) va a tratar su cáncer con su plan de medicina prepagada.
  2. En la cirugía tiene que gastar una ominosa cantidad de dinero porque: no se puede transportar en bus, tiene que hacerse curaciones con medicamentos que no le suministran, necesita reposo para sanar y lamer sus heridas y lo incapacitan (así que gana menos), etcétera, etcétera.
  3. En fin, todo va bien hasta que comienza la quimioterapia, pues le mandan una serie de medicamentos para que el cuerpo aguante los efectos secundarios de los tóxicos para sobrevivir.
  4. Precisamente por estos efectos, su médico tratante (o sus médicos tratantes) le manda una serie de medicamentos que, por supuesto, no cubre el plan prepagado.
  5. Mientras tanto, su sueldo no estira más: diezmado por el 25% que le escatiman cuando está incapacitado (¿no se supone que cuando uno está enfermo es cuando debería recibir el sueldo más completo?), la alimentación especial que debe llevar, el pago de honorarios médicos de este bouquet garni de especialistas que le atienden, el pago de sus obligaciones caseras y con su familia e hijos, la compra ominosa de elementos estériles para curaciones, etc..
  6. Así que hace de tripas corazón y se dirige a la sala de atención al cliente de la Empresa Prohibida para la Salud (EPS), espera pacientemente con sus efectos secundarios que un alma caritativa se conduela de usted (cosa que nunca pasa) y pide hablar con la/el encargado del programa de cáncer de mama cuando llega su turno.
  7. Usted, EN SU ESTADO DE SALUD, le explica paso a paso lo que le dijo el médico tratante, le muestra la historia clínica y la orden de medicamentos.
  8. El funcionario de la Empresa Proscrita para la Salud (EPS) le explica con voz cansina y monótona (de la repetición, cansado de ver el aspecto lastimoso y escarnecido de los pacientes a estas alturas de su periplo en salud del día, qué sé yo…) que la EPS tiene una magnífica IPS (¿Infiernos Pútridos para la Salud, será?) que atiende todos los casos como el suyos y que hacia allá deberá dirigirse usted con su cuento, documentos e historia.
  9. Sale usted humillado, vilipendiado, envilecido, cansado, vulnerado y extraviado por sus malestares y la poca energía que le quedaba gastada en una pequeña furia bíblica contra las Empresas Pútridas para la Salud (EPS).
  10. Así que llega a la magnífica Inmobiliaria para Pacientes Segundones (IPS, ¿o será Infiernos Pútridos para la Salud? Ya estoy confundida) repite los numerales 6 y 7 de esta lista.
  11. El apático funcionario de turno le indica que ninguno de los medicamentos prescritos por su médico los tienen, que debe volver usted nuevamente en 10 días. Que algunos de los medicamentos no los cubre el POS (Planes y Obituarios de la Salud, ¿querrá decir esto?, me sigo preguntando).
  12. Así que 10 días después usted vuelve a pasar por el mismo calvario (repetir del numeral 6 en adelante) y otro funcionario le escucha, le vuelve negligentemente a repetir que no hay medicamento y que regrese en 10 días. Y así ad infinitum como el cuento del Gallo Capón.

A estas alturas del cuento del Gallo Capón usted nunca fue asesorado por el gobierno sobre sus derechos; ni sabe que puede pasar una carta a manera de derecho de petición para que le suministren sus medicamentos; y si esto no funciona tutelar (anda, Duque dijo que quería terminar con las tutelas, ¿ahora qué haré?, ¿llamaré al Chapulín Colorado?) a la EPS para que le cubra su tratamiento con lo que no le costee la prepagada. Ni que existen los consultorios jurídicos que pueden asesorar a sus familiares para interponer una tutela a la EPS para que le cubran lo que necesite para este caso específico de su enfermedad.

Total, al final, usted le ha ahorrado a la EPS (Empresa Proscrita para la Salud) cientos de miles de millones por su tratamiento y lo único que usted le pidió (medicamentos para paliar los efectos secundarios de la quimioterapia) nunca los obtuvo y le tocó endeudarse para comprarlos. O como en el peor de los casos, la EPS (¿qué significará esta sigla, será: Entidad Putrefacta para la Salud, Empresa Proscrita para la Salud, Ente Pútrido para la Salud o Empresa Prohibida para la Salud) dilató la atención de la paciente porque no había agenda de atención con el especialista sino tres o seis meses después; el cáncer creció, floreció, se esparció y multiplicó; al operar a la paciente el cáncer había hecho metástasis; la paciente fue desahuciada y la EPS se ahorró millones de pesos pues la paciente falleció pronto.

Como colofón les contaría que:

  1. La EPS no ha puesto un peso para su tratamiento.
  2. Usted tuvo que pagar todo lo extra que necesitó para reponerse.
  3. Se encuentra endeudado.
  4. Debe estar de excelente humor porque los pensamientos pesimistas bajan las defensas.
  5. Nunca pudo saber si los dueños de las EPS son asesinos múltiples
  6. Tampoco se enteró si los propietarios de las EPS cometen crímenes de lesa humanidad.
  7. Ni se enteró, si los de su EPS son “Asesinos por Naturaleza”, como pasa en la película de Oliver Stone,
  8. Y un largo, extenuante y tedioso etcétera.

El insondable averno de la quimio
Junio 6 2018

Cuando el oncólogo me dijo que ya había terminado el primer ciclo de la quimioterapia y que pasaría en 15 día al segundo y último ciclo, que además sería semanal y con un medicamento suave, no pude entrever o leer entre línea la mala leche del chiste cuando no eres tú el que padece el tratamiento. Mejor dicho, después de este ciclo de quimioterapia que se agarre el médico porque si lo tomo en mis manos no se librará de la tortura (como en Fadua, la serie policíaca de Netflix para audiencias israelitas). ¡Mentira…mentira, el médico es demasiado bondadoso como para que yo lo torture o para infligir algo así como el infierno del Bosco!

La verdad es que este ciclo ha sido eso: una tortura infinita con la más variada muestra de dolores, ardores, irritaciones, gases y un larguísimo etcétera de problema gástricos. Si se le suma a eso no poder comer, no poder dormir, tener que pelear con la EPS los medicamentos esenciales para que el cuerpo acepte un poco de comida, soportar una primera y una segunda vuelta a las presidenciales y además escuchar mil y una vez el cuento de la expropiación en personas que no tienen propiedades, ver el genio del mal incitando a la violencia y rasgando un simbólico acuerdo de paz y pensar que mi hija va a tener que irse del país para poder cotizar para su jubilación (si queda Duque-Uribe Vélez)…En fin, este ciclo ha sido un verdadero suplicio chino en el que me niego a ser inmolada  como los shahin de Fadua. تبارك الله

Según Medlineplus, este medicamento del segundo ciclo puede provocar un total de 17 síntomas (a mí solo me faltan 2).  Así que cuando iba por la tercera sesión, no me tocó más que hablar con mi oncólogo para ver qué sucedía. Me explicó el doctor que en su cantidad de años de ejercicio sólo ha tenido 2 pacientes con efectos secundarios tan patentes en el sistema digestivo. Qué fortuna, yo formo parte de este eximio porcentaje; pero esto de querer ser diferente a todo el mundo, aquí no funciona para nada. ¿O será llevar la contraria?

Salva de aplausos…la quimioterapia se acabó…
Septiembre 21 2018

En todo caso, a un mes de haber terminado mi quimioterapia todavía tengo:

  • un insomnio de miedo, por el que te dan altas horas de la madrugada pensando o viendo películas en Netflix,
  • la progresiva pérdida de memoria durante el tratamiento, pérdida que se recuperará, pero que preocupa su extensión en el tiempo,
  • el cuerpo ajeno de la persona que veo en el espejo, pues los corticoides y la cortisona me inflaron como un globo, como el personaje de Marge, la cuñada de la tía Petunia en Harry Potter, además de ver una persona con el cabello creciendo con otro color y textura,
  • la fragilidad de la piel y el cabello, y la falta de productos de cosmética natural oncológica en el país,
  • la delicadeza con la que ha quedado el estómago que cualquier cosa lo revoluciona, con la consiguiente diarrea,
  • la neuropatía agudizada de los dolores de las extremidades,
  • y un largo etcétera.

Si, señores y señoras, este terror visceral de quedarme con la mitad de mis recuerdos o experimentar lagunas mentales como un entrenamiento al Alzheimer, me pone lo nervios de punta. Por mucho que el oncólogo diga: “Eso es reversible; no te preocupes: recuperarás tu memoria”, nada alivia el temor de quedar así el resto de tu vida. Para una persona como yo, que trabajó toda su vida como profesora de español, saboreando las exquisiteces e intríngulis de la lengua, como investigadora de la enseñanza de la lengua, como escritora de libros, artículos y blogs…Por favor, pónganse en mi lugar y piensen si esto no es de pánico.

¡Ya acabé la quimioterapia!

Tanto anhelar que la quimioterapia se acabara, que nuevamente saliera el cabello, que se dejaran de sentir los efectos secundarios y el cuerpo se comportara normalmente, pero no. Nada de eso ha sucedido. No es para desanimar al lector, pero esto de los efectos secundarios de la quimioterapia dura un poco más de lo que se pueda esperar.

Debido a lo anterior, he podido aprender de cosmética natural, elaboración de jabones artesanales y de glicerina, qué plantas y cuáles principios activos sirven como emolientes, humectantes, regeneradores y revitalizadores celulares para la piel, la caída del cabello, el acné resultado de la quimio, la resequedad de la piel en pacientes oncológicos, para combatir la dermatitis y radiodermitis, el crecimiento del cabello, la cejas y las pestañas, qué planta sirve para la irritación de la piel (dermatitis, rosácea, eccemas exacerbados por la quimio) y cómo se comporta junto a otros principios activos, etcétera, etcétera, etcétera. En fin, he podido aprender mucho (anotar mucho) como para pedir ayuda a un biólogo y preparar mis propios productos de cosmética natural.

También he aprendido que se puede tratar el dolor con medicamentos homeopáticos y homotóxicos que dañan menos el organismo. Esto me ha ayudado a combatir los dolores causados por la quimioterapia y la falta de medicamentos para la artritis y la fibromialgia. Aparte de todo esto: ¡ESTOY GENIAL!

De la radioterapia o del mal bronceado
Enero 15 2019

Si alguno de ustedes ha ido a la playa y ha sufrido una insolación severa, quiere decir que ya se encuentra preparado para recibir radioterapia. Muchas personas se encargan de proteger su cuerpo contra la acción de los rayos de sol, cuando se untan bloqueadores, bronceadores, aceite de coco, etc., para llegar a casa y usar productos que hidraten la piel después del baño de sol. Como también, muchas personas preparan su piel antes de asolearse: ingieren complejo B, hidratan la piel con cremas humectantes, comen zanahorias y toman vitamina A.  El asunto es que por mucho que protejamos y preparemos la piel, los baños de sol (así usemos protector 100) ya no son posibles debido al cambio climático y a las enfermedades dermatológicas que se derivan de estar expuestos en exceso a los rayos del sol.

En fin, si usted es uno de los afortunados que tiene que pasar por la radioterapia, tenga en cuenta que esta le generará efectos secundarios. Pero no se asuste, le cuento las cosas para que esté informado y tome medidas con tiempo. Así que, si usted está predestinado a la radioterapia, le aconsejo que empiece a hidratar su piel con 3 semanas de anticipación al inicio de las sesiones. Cuide su piel con productos de cosmética natural o los recetados por su oncólogo o dermatólogo.

La radioterapia suele ser la causa de la radiodermitis, que es alteración de la piel producida por las radiaciones ionizantes de la radioterapia; esta es una de las complicaciones que puede ocasionar este tratamiento para el cáncer de mama. Puede tratarse de una leve molestia o, si es severa, incluso puede provocar la interrupción del tratamiento. Usted se preguntará el porqué; el asunto es que la radioterapia produce una quemadura en su piel, que deberá cuidar, y no precisamente con lo que usted suele usar para aliviar las quemaduras. Estimado lector, le recomiendo que acuda a la guía de práctica clínica para prevención y tratamiento de la radiodermatitis aguda, que es el protocolo que cada IPS y EPS debe seguir en Colombia para el tratamiento de este efecto secundario de la radioterapia.

Así que preparado: 1) la radioterapia puede causarle irritación e inflamación en la piel y en los tejidos blandos; 2) le aconsejo usar sólo las cremas humectantes especiales para la radiodermitis, ya sean alópatas o naturales; 3) si llega a padecer una radiodermitis severa (piel ampollada o en carne viva, comuníqueselo inmediatamente a su radioncólogo (este último fue mi caso y ayudé a sanar mi piel del cuello con un ungüento de caléndula y llantén.

Adiós a las pócimas, radiación, venenos y otros mejunjes
Enero 25 2019

¡Y llegó la hora de decir no más!

No más a los pinchazos en aras de conseguir una vena en buen estado; no más a los extraños líquidos de colores iridiscentes que entran por el catéter y destrozan lo que encuentran a su paso; no más a las quemaduras radioactivas que acaban con las capas superficiales de la piel; no más a las miradas conmiserativas de propios y extraños que en vez de ayudar destemplan el ánimo; no más a los potingues populares que prometen curas milagrosas…¡Llegó la hora de decir no más!

No más uñas manchadas, rayadas y quebradizas por la quimioterapia, no más reflujo gastroesofágico causado por la radioterapia, no más digestiones pesadas y flatulencias dignas del barón Munchausen, ni hematomas en la piel, no más insomnio, no más el “Esa es la actitud” de desconocidos que ni siquiera han tenido un enfermo de cáncer cerca. No más sudoración excesiva ni cansancio extremo, ni distención abdominal, ni dolores de cabeza, ni rosácea alborotada, ni piel seca, ni estreñimiento, ni catéter para quimio, ni químicos o radiación.

No me importa que tenga que hacerme chequeos oncológicos trimestrales, semestrales y anuales; ni pincharme cada tanto para hacer controles con el hematólogo; ni los controles de cardiología. Por ahora he pasado a engrosar las estadísticas nacionales e internacionales de mujeres sobrevivientes del CA de mama, y punto. No obstante, resulta que en los tratamientos alopáticos para el cáncer las expectativas de vida se cuentan de cinco en cinco años, y sólo un exiguo porcentaje de las pacientes de tratamiento por cáncer de mama logra superar la barrera de los nueve años. Aún más, uno no puede decir (la corrección me la hizo un médico, ojo) estoy libre de cáncer sino sobreviví al cáncer (los pacientes agregamos: sobrevivimos al tratamiento). En fin, ni esta última cifra logró aguar mi festejo cuando terminé el tratamiento de quimioterapia. Ni la quemadura de tercer grado me pudo quitar la sonrisa en el rostro cuando terminé la radioterapia. Y nadie me va a ensombrecer el panorama, ni me va a quitar la dicha que sentí cuando el oncólogo me dijo: “Excelentes los resultados del Pet-ct,” Imagínese el lector una sonrisa alborozada, de esas de comerciales de pasta dental, cuando salí de la consulta y le puse punto final al tratamiento para mi ex-cáncer de mama y al desbarajuste de salud y vida del año anterior. En este momento digo: No más, ya terminó el tratamiento, (bueno pues, ya era hora) soy una sobreviviente del cáncer (¡y qué!) y así seguiré mucho rato. Pero, aunque ya no pueda bailar (¡no por problemas religiosos, faltaba más!), sí que puedo embriagarme de gozo porque este tratamiento se acabó.

Ahora viene:

  • Retomar mi vida que ha estado en pausa un año.
  • Conseguir un excelente cirujano plástico oncológico que pueda dejar mis senos como nuevos y con el menor número de cicatrices.
  • Estudiar la técnica del tatuaje del pezón para ver si me arriesgo a reemplazar el inexistente.
  • Empezar a disfrutar mi nueva vida, porque la que quedó atrás es como si fuera de otra persona.
  • Empeñarme en recuperar mi memoria.
  • Leer, ver películas, escribir, reunirme con amigos, visitar a otros, viajar.

¡Qué vida tan dura!

¡Esa es la que necesito ahora!